Hace poco más de una semana, las redes sociales enardecían luego de que se difundiera la información de que el Pastor Fr. Paul Kalchik.
Kalchik, quien preside la Iglesia Católica de la Resurrección en Chicago, descubrió una bandera arcoíris en el edificio de su iglesia. Luego anunció que estaría quemando la bandera como sacrilegio a finales de este mes: “No podemos permitir que los problemas actuales nos impidan cumplir nuestra misión de hacer más discípulos para el Señor, ni las distracciones modernas como el calentamiento global, los “derechos” LGBT o incluso las cuestiones de inmigración tienen prioridad sobre esa misión”.
Pese a que recibió la indicación de no quemar la bandera, Kalchik no siguió las indicaciones y demostró su odio al concretar lo que había dicho que haría. Después, presuntamente recibió múltiples mensajes de odio e incluso amenazas de muerte de la comunidad que lo rodeaba. Estas amenazas se volvieron tan malas que Kalchik tuvo que comenzar a usar la escolta policial para viajar hacia y desde la iglesia y su hogar.
Además, la Arquidiócesis de Chicago ha decidido eliminar a Kalchik de su posición en la Iglesia Católica de la Resurrección con efecto inmediato. Luego fue reemplazado por Monseñor James Kaczorowski, aunque este último dijo que no habían removido a Paul por haber quemado la bandera, dijo que había sido por cuestiones administrativas de la iglesia. ¿Será?
