Ante el auge de dragas y sus espectáculos en el México actual, es momento de recordar a las que bien podrían llamarse, no «madres», sino «abuelas» del drag mexicano.
Luis Miguel Romero
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Hoy en día, el espectáculo nocturno de México está invadido de artistas drag queen. No hay club nocturno, bar o cantina gay que no tenga un show encabezado por estas singulares criaturas de la noche.
Pero hace casi 30 años, la historia era muy diferente. México estaba completamente despoblado de estos fabulosos entes nocturnos, que ya tenían muchos años dominando las noches de los Estados Unidos y Europa. Pero en 1995, la magia surgió. Es entonces cuando hacen su irrupción los monstruos sagrados del drag más importantes e imponentes de cuantos hayan existido en América Latina. Es la aparición triunfal de las Hermanas Vampiro.
Las diosas de la noche emergen en tierras aztecas
El génesis de estas mitológicas criaturas se debe a la alianza entre Oswaldo Calderón y Daniel Vives «Ego». Ellos trabajaban dando show travesti en el centro nocturno Catzzi, al norte de la Ciudad de México. La capital mexicana estaba ya saturada de shows de transformismo monótonos, aburridos y poco propositivos. Las «Lupitas D’Alessio», «Yuris» o «Thalías» que personificaban las artistas del transformismo mexicanas, ya palidecían ante las artistas de vanguardia de los salones ballroom, el voguing del vecino país del norte y del Viejo Continente.
Hartos y aburridos de este tipo de shows, y ante las exigencias de los empresarios de buscar otras formas de diversión, Calderón y «Ego», junto con Sergio «Checho» Alazcuaga, se atrevieron a romper con los cánones marcados por el limitado transformismo mexicano y aventurarse en una nueva corriente creativa. Decidieron convertirse en drag queens. Por primera vez estas diosas nocturnas emergían de suelo azteca.
Génesis Vampírico
¿De donde viene su singular nombre? De una película mexicana: «El Santo contra las Mujeres Vampiro» (Alfonso Corona Blake, 1962), quizá la cinta más emblemática de la filmografía del célebre luchador mexicano El Santo y del cine fantástico nacional. Lo de «Mujeres», fue cambiado por «Hermanas» ya que, a partir de ese momento y como si se tratara de una sociedad secreta, las Hermanas Vampiro se convirtieron en una hermandad, una suerte de familia con lazos de amistad, compañerismo y complicidad muy fuertes, regidos por sus propios códigos y principios. Mezclar lo de «hermanas» con lo de «vampiro» (en masculino), le daba a su nombre un sentido de dualidad, de ambigüedad de género, una mezcla de lo masculino con lo femenino.
Las Hermanas Vampiro debutan en 1995 en el ya mencionado Catzzi, ubicado en Ciudad Satélite, Estado de México. La respuesta del público fue de sorpresa, de los empresarios fue de duda y de las artistas travesti, de un desprecio total:
«Allí vienen las payasitas»
Pronto, las Hermanas Vampiro se convierten en un éxito sin precedentes. habían hecho historia al traer el arte del drag queen a suelos latinoamericanos. Ya no eran solo «cabareteras de género menor». Eran auténticas artistas, con un sólido conocimiento de lo que es la verdadera escena del cabaret.
Más que un show drag, una auténtica compañía teatral
Algo que ha diferenciado a las Hermanas Vampiro de otros espectáculos drag queen de otras regiones del globo es que ellas son una auténtica compañía de teatro, generadoras de espectáculos diversos y no solo limitadas al mundo del transformismo.
Además, el hecho de ser mexicanas, ha puesto a las Vampiro y sus huestes en una posición muy singular: el folclor, la picardía, la música, las telenovelas y otros elementos tan arraigados de la cultura mexicana, le dan a las Hermanas Vampiro una cantidad de materia fabulosa para construir sus singulares espectáculos. Si a esto se le suma el ingenio, la agudeza, la irreverencia, la sólida preparación escénica e inteligencia de las «hermanas mayores», es fácil de entender el éxito que ha mantenido a esta compañía de teatro por más de dos décadas. Muchas veces, Oswaldo Calderón recalcó que una drag queen no solo debe de saberse maquillar bonito, sino que necesita una amplia preparación, cultura y respeto profundo por el público y el escenario.
Los años dorados en La Victoria
Volviendo a su historia, las Hermanas Vampiro alcanzan su cenit a finales de la década de los 1990s y principios de la década de los 2000s. Han pasado por diferentes recintos de la capital mexicana, tales como El Taller, el Papi Fun Bar, El Nicho, el Living o el Anyway. Sin embargo, sus momentos de mayor gloria los vivieron en la mítica cantina La Victoria, en la Colonia Roma de la capital azteca (hoy el Foro Roma), donde eran reinas absolutas y opacaban a cualquier otro espectáculo que osara retarlas en su posición de señoras absolutas de la vida nocturna mexicana (no solamente LGBT+, pues hasta los bugas las admiraban).
Luego fueron colonizando poco a poco otras regiones de México como Monterrey, Cancún o Guadalajara (lugar donde Oswaldo Calderón fue entronizada como la mítica Superperra). En un momento dado, la compañía ha llegado a tener bailarines profesionales, músicos en vivo y hasta colonizaron la televisión, apareciendo en shows como «Hasta en las mejores familias» (2000-2001) o «Desde Gayola» (2002-2006). Algunas de sus huestes también han pisado los sets cinematográficos.
Las integrantes de la Familia Vampírica
¿Y quienes han tenido el privilegio de formar parte de tan singular fraternidad? Las Hermanas Vampiro han tenido el privilegio de contar entre sus filas a muchos personajes que hoy en día son figuras consagradas del espectáculo mexicano (ojo, que no solo del espectáculo nocturno). Muchas de ellas fueron instruidas por estas diosas nocturnas para abrirse paso en los escenarios. Además de Calderón y «Ego», la lista es espectacular:
Checho Alazcuaga «La Coña», Byron, Elastika, Miss Marko, Bombón Dakota, Kindra, Cristo Vampiro, Carlos Bieletto, Roberto Cabral, Saul Malagón, Jonathan, Rodolfo Kagiga, Kintaró Mori, Guillermo Funes, David Couto, Sirena Galas, Jorge Arriaga «La Lore», Marianita 33 y otras más.
Además, el show de las Hermanas Vampiro se destaca por su versatilidad, pues además de las ya mencionadas drag queens , en sus filas también desfilaron hombres heterosexuales como Óscar Ibarra «Gazzú» y Elías Ajit y dos mujeres: Lorena de la Garza (mujer cisgénero) y Alejandra Bogue (mujer trans). Entre sus coreógrafos también han desfilado figuras como Humberto Manlio y Gustavo Sanders.
La única competencia relativa que tuvieron las Vampiro fueron Las Divas, otro espectáculo transformista que formaron algunos de sus desertores.
La compañía llegó incluso a trabajar con drag queens internacionales del calibre de RuPaul y Kevin Aviance. La cantante y drag española La Prohibida ha sido considerada miembro honoraria.
Los shows más emblemáticos
Muchos espectáculos de las Hermanas Vampiro han sido antológicos. De ellos podríamos destacar «Las Hermanas Vampiro contra El Santo», «El circo de las Hermanas Vampiro», «Las chicas superponedoras», «Moulin Rouge», «Puras madres», «Temborracho», «Musas» y «Joteando por un peso», los cuales representaron por varios años. Además, tanto Superperra como «Ego» (en su faceta de «La Supermana»), se convirtieron en figuras indispensables y omnipresentes en la Marcha LGBT+ de la Ciudad de México y de otras ciudades mexicanas.
Con el paso del tiempo, nuevas generaciones de drag queens y espectáculos nocturnos han aparecido por todo México. De hecho, Oswaldo Calderón llegó a impartir talleres para las nuevas generaciones del arte del drag queen y del transformismo.
Calderón falleció en febrero de 2020 y con su muerte se cierra un capítulo crucial en el mundo del transformismo y la cultura en México, dejando además una cicatriz profunda en la familia vampírica.
«El extraño retorno de Las Hermanas Vampiro»
Hoy en día, el show de las Hermanas Vampiro permanece vigente a través de espectáculos en vivo, pero también a través de las nuevas plataformas virtuales y redes sociales.
En 2024, las míticas reinas de la noche regresaron con el show conmemorativo «El extraño retorno de las Hermanas Vampiro». La alineación actual está compuesta por dos de sus fundadoras: Daniel Vives «Ego» y Checho Alazcuaga, además de Marianita33 (la vampira más joven del clan).
El 27 de noviembre, las que se han autodenominado, no como «madres», sino como «abuelas» del drag mexicano, regresan a La Victoria, hoy convertida en el Foro Roma, para participar en el evento «A Night in Drag».
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Y es que, podrán existir muchas, pero ellas fueron las primeras. Hicieron historia y han dejado una huella muy profunda en la cultura LGBT+ y la vida nocturna mexicana.
¡Larga vida a las diosas de la noche, las amas absolutas de la oscuridad y el glamour, las inigualables Hermanas Vampiro!