Sarah McBride, la primera persona trans elegida al Congreso de Estados Unidos, logró que su primer proyecto de ley fuera aprobado por unanimidad en la Cámara de Representantes.
En un histórico logro legislativo, la representante Sarah McBride, la primera persona trans elegida al Congreso de Estados Unidos, logró que su primer proyecto de ley fuera aprobado por unanimidad en la Cámara de Representantes. Esto sin ningún voto en contra, incluyendo el de los legisladores republicanos.
La propuesta, titulada Ley de Igualdad de Oportunidades para Todos los Inversionistas (H.R. 3339), busca ampliar el acceso a los mercados de capital privado. Esto planea permitir que más personas puedan calificar como inversionistas acreditados, no solo por su patrimonio, sino también por sus conocimientos financieros.
Durante el debate, McBride destacó que la ley abrirá oportunidades para empresarios y pequeños negocios que históricamente han sido excluidos. La Cámara de Comercio Negra de Delaware, su estado de origen, respaldó la medida como un paso hacia el cierre de brechas de capital para empresarios diversos.
El proyecto fue presentado de manera bipartidista junto a los republicanos Mike Flood (Nebraska) y Mike Lawler (Nueva York), y la demócrata Cleo Fields (Luisiana). Flood, presidente del Subcomité de Vivienda y Seguros, agradeció el respaldo recibido y expresó su esperanza de que el Senado apruebe la propuesta y el presidente Trump la firme.
El avance de McBride ocurre a pesar de un clima hostil dentro del Capitolio. Al inicio del actual Congreso, el presidente de la Cámara, Mike Johnson, impuso restricciones a las personas trans en el uso de baños. Además, McBride ha sido blanco de transfobia por parte de algunos colegas. Una de ellas es la representante Nancy Mace (Carolina del Sur), quien ha intentado excluirla y se ha referido a ella con pronombres incorrectos.
A pesar de estos ataques, McBride ha optado por no responder con confrontación directa. En cambio, ha enfocado su labor en avanzar reformas significativas:
“Este es el tipo de política de sentido común que el Congreso debería impulsar: crear oportunidades, desbloquear innovación y expandir la prosperidad”.
