El maquillista Andry Hernández al fin se reunió con su familia y revela los horrores que vivió en la prisión de El Salvador.
El maquillista venezolano Andry Hernández Romero ha revelado las condiciones de abuso y tortura que sufrió durante 125 días en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador. Hernández fue recluido en ese lugar tras ser deportado por autoridades estadounidenses.
Andry llegó a Estados Unidos en 2024 huyendo de la persecución homofóbica en Venezuela. Sin embargo, en marzo de 2025, fue trasladado junto a más de 200 hombres venezolanos al penal salvadoreño, señalado como miembro de una pandilla debido a sus tatuajes de “mamá” y “papá”. Pese a que su familia, su abogado y el gobierno venezolano negaron cualquier vínculo con organizaciones criminales, permaneció detenido sin debido proceso legal.
Su liberación ocurrió recientemente como parte de un intercambio diplomático. Estados Unidos devolvió a más de 250 hombres venezolanos recluidos en El Salvador a cambio de 10 ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela.
De regreso en su natal Capacho Nuevo, Hernández se reencontró con su familia el pasado miércoles. El hecho sucedió en medio de una emotiva celebración organizada por vecinos y allegados. Sin embargo, en declaraciones a medios locales, el joven relató los abusos sufridos en prisión:
“Fue un encuentro con tortura y muerte. Muchos compañeros tienen costillas rotas, dedos fracturados, marcas de esposas y heridas por proyectiles”.
Hernández también afirmó que en CECOT hubo abusos sexuales, golpizas y negación de alimentos. El Fiscal General de Venezuela anunció que investigará al gobierno de Nayib Bukele por estas acusaciones. Por otra parte, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. desestimó las denuncias, insistiendo sin pruebas en que los liberados eran “miembros de pandillas criminales”.
El caso de Andy ha generado críticas, incluso en los Estados Unidos
El caso ha generado críticas en Estados Unidos. La abogada Lindsay Toczylowski, del Centro de Derecho de los Defensores Inmigrantes, calificó lo ocurrido como “un presagio oscuro de hacia dónde vamos como país”. También advirtió que los migrantes fueron usados “como peones políticos en un intercambio del que nunca fueron informados”.
Legisladores como Robert García (D-CA) presionaron durante meses para confirmar la seguridad de Andry. Incluso realizaron visitas a El Salvador, pero no lograron verlo. En mayo, el asilo del joven fue rechazado. Esta decisión actualmente se encuentra en apelación por violaciones al debido proceso y normas internacionales de protección a refugiados.
A pesar de todo, Hernández expresó alivio al volver a casa:
“Me llena de paz saber que nunca estuve solo. Hubo muchas personas que se preocuparon por mí desde el primer día”.