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Celebrando el orgullo

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Foto de Sharon McCutcheon en Pexels

La naturaleza, de la cual formamos parte, es la muestra más grande de diversidad. Por más que los haters le quieran buscar tres pies al gato, el espectro para manifestar nuestra diversidad es infinito. Esa diversidad es también una fortaleza, ya que es el camino para encontrar tu única e irrepetible individualidad. ¿Por qué es importante esto? Las más sabias tradiciones, aquellas que marcan un camino práctico hacia la iluminación, nos dicen que solo la encontraras si decides sumergirte con todas tus fuerzas en la profundidad de tu interior hasta encontrar tu verdadera esencia.

Yo se que poca gente tiene como meta en la vida el iluminarse, pero para entender mejor por qué debiera serla, la iluminación es llegar a las más grandes verdades del universo que ya se encuentran dentro de ti, y al encontrar tu verdadera esencia y establecerte ahí, te conviertes en un ser iluminado. ¿Puedes encontrar la similitud, por ejemplo, con llevar a cabo una transición? Ah, ya nos vamos entendiendo.

Es común mentar madres cuando nos topamos con la adversidad, con la discriminación, con la violencia, cuando perdemos a personas queridas por su fobia, en resumen, por ignorancia. La ignorancia impide la iluminación, por cierto. Muchas veces he renegado de la dificultad de la prueba, que, por cierto, yo no escogí. Si fuera de escoger, sería una gran bruja élfica que habita en el bosque. Pero muy poco a poco me fui tranquilizando, aceptando y volteando la situación a mi favor. Ahí das un salto cuántico en tu evolución y se empieza a revelar tu verdadero poder.

No me cansaré de decirlo, las pruebas de la vida son oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal. Pero una transición se cuece aparte, ya que es una prueba que abarca demasiados aspectos de la vida y por eso se vuelve tan difícil que a veces pareces malabarista. En cada quien está la decisión de qué tan profundo quiere ir. Esa profundidad, también abarca el grado de respuesta que tenemos hacia el exterior y como luchamos desde nuestra trinchera. El mes del orgullo es eso; por un lado, celebrar nuestra maravillosa diversidad, y por otro honrar a quienes han luchado para darnos un mundo mejor y continuar esa lucha porque todavía nos falta.

La celebración es necesaria, porque nuestro hermoso ser lo merece. Honrar nuestro camino es una parte fundamental de ese salto hacia el autoconocimiento. El placer, la felicidad, eso que han condenado tanto algunos grupos, son vehículos hacia el crecimiento personal, ¿o por qué crees que mañosamente nos lo hacen ver cómo malo? Porque son herramientas poderosas.

Ahora, el tema de la lucha me parece que es más complicado. Una cosa es celebrar una fiesta y otra es el cómo reacciono ante la injusticia, ante tanto agravio. ¡Y claro que enchila! cuando veo que las empresas pintan sus logos de los colores del arcoíris en junio, pero solo se trata de una estrategia de marketing, es difícil no enojarse. Pero actuar desde la ira es una pésima idea. Ya lo dijo Shakespeare: “La ira en un veneno que te tomas esperando que muera otro”. No está chido. El odio y la división lo destruyen todo y son la estrategia de unos pocos buitres que se benefician de ello. Queremos una respuesta constructiva y que ayude de una vez por todas a cambiar el estereotipo en el que nos tienen allá afuera. ¿Y cómo?

¡Siendo impecables! Romper el estereotipo de alguien dejándole una magnífica impresión es la mejor manera. No hay nada más placentero que ver a las personas ir del prejuicio, pasando por un proceso fuerte de ruptura de sus creencias, hasta llegar a la aceptación. ¿Eres trans? Me preguntan. “Nunca lo hubiera imaginado”. Claro, no les checa porque no creen que tengamos inmensas cualidades. Ahí está la chamba que nos hace falta hacer. Falta mucho, pero veo mucha gente maravillosa y capaz empujando muy fuerte y para mí no hay mejor celebración…