Inicio ¡Sexcándala! Esto es lo que tienes que saber sobre el Lenguaje Inclusivo

Esto es lo que tienes que saber sobre el Lenguaje Inclusivo

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Foto de fauxels en Pexels

Hoy compartiremos con ustedes por qué el lenguaje inclusivo es importante en la construcción de una sociedad justa e igualitaria y, sobre todo, cómo se pone en práctica.

Si eres de quienes piensan que el lenguaje inclusivo es hablar con la “e”, como en mi canción favorita de infancia “ene mesque perede en le pered”, sigue leyendo porque tenemos mucho que contarte sobre nuestro lenguaje, nuestra lengua, su historia, relación e impacto en la construcción de nuestra sociedad.

Pero antes de entrarle de lleno al lenguaje inclusivo, por qué no empezamos diferenciando la primera gran confusión. Lenguaje y lengua, son cosas distintas. Llamamos “lengua” al “sistema de comunicación verbal de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”.

Por su parte, el lenguaje se refiere a la manera de expresarse, a la facultad de expresarnos y comunicarnos. Es el medio de comunicación de los seres humanos, quienes utilizamos signos orales y escritos, sonidos y gestos que poseen un significado que les hemos atribuido.

Por lo tanto, la lengua es “con lo que nos expresamos”, nuestro inventario de palabras, signos y demás; y el lenguaje es “cómo nos expresamos”, de qué manera, desde dónde y hacia quién dirigimos esa comunicación.

Y es aquí donde hacemos la primera pausa para decirle a toda la bonita comunidad fanática de la famosísima Real Academia de la Lengua Española, que el lenguaje inclusivo no busca una confrontación en contra de nuestra purísima lengua, sino hacer una invitación para visibilizar y, ahí sí cuestionar, las estructuras de poder sobre las cuales se ha construido nuestra manera de comunicarnos, nuestro lenguaje.

Y, de hecho, si tienes gran fanatismo e interés por la belleza de nuestro léxico, te dará mucho gusto saber que no necesariamente tienes que incorporar palabras nuevas para usar el lenguaje inclusivo. Basta con hacer un pequeño cambio en la perspectiva desde la cual te comunicas, y en usar lo que ya existe, pero de manera justa e igualitaria para con todas las personas.

Bueno, y entonces, ¿qué es el lenguaje inclusivo? La ONU dice que “por lenguaje inclusivo, en cuanto al género, se entiende la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos”.

Y tú dirás “pero si el lenguaje que conocemos es inocente e incluye a toda la humanidad entera”. Pues no. La RAE no inventó nuestro lenguaje, lo ha ido documentando, registrando y organizando, pero no tiene potestad para inventarlo ni para decir qué palabras tienen o no, derecho de existir.

Por ejemplo, palabras que antes no existían, como “webinar”, “ciberacoso” y “criptomoneda”, hoy aparecen en el sacrosanto Diccionario de la RAE, como consecuencia del uso que las personas hemos dado a estos términos, en esta era digital.

Esto de documentar las palabras en un Diccionario, nos ayuda a “consensuar” significados, y hasta cómo las “debemos” escribir, así como las “reglas” de uso correcto, para “entendernos mejor”. Sin embargo, al establecer estas “reglas” para favorecer nuestra comunicación, algo pasó, que se decidió poner las reglas a favor de las identidades ya visibles y privilegiadas, invisibilizando, o asignando un significado negativo, a otras identidades y realidades.

Y si no nos crees, déjame contarte que, hasta el 2014, en la definición de “femenino” decía “débil, endeble”, significado que fue modificado ese año, porque perpetuaba esta postura desigual y de supuesta inferioridad de lo femenino, ante lo masculino.

No, bueno, pero si hoy buscas la definición “hombre público”, dice “que tiene presencia e influjo en la vida social”, mientras que la definición de “mujer pública” dice “prostituta”. Ay, no me ofendo, pero quién haría eso y por qué. ¿Cómo llegaron esas definiciones tan cargadas de machismo a uno de los libros más consultados de la lengua y nadie se opuso a que salieran así, tan malitas de su machismo?

Pues pasa que la gente detrás de la RAE es precisamente la gente en el privilegio de ser nombrados. La mayoría de estas definiciones fueron hechas por personas muy cultas, pero que no tenían ninguna sensibilización en derechos humanos, perspectiva de género y diversidad. Ahora sí que solo plasmaban el reflejo de la sociedad, basándose en la observación cultural.

Así que la próxima vez que te pique tanto el lenguaje inclusivo, checa tu privilegio o tu falta de información. Y ojo, no sobre lingüística, sino sobre lo que está ocurriendo en la cultura y sociedad. El reconocimiento de los derechos de todas las personas no sucede solo en el lenguaje, pero vaya que ayuda.

Entonces, a todo esto, ¿cómo es esto de usar el lenguaje inclusivo? ¿cómo se ve, con qué se construye? ¿cómo se come?

Con perspectiva de diversidad e inclusión, y con tantita “gimnasia cerebral”. Por ejemplo, en lugar de usar el masculino genérico para referirse (según tú y la RAE) a todas las personas, puedes utilizar herramientas como el desdoblamiento del género, como cuando decimos “hola a todas y todos”, o puedes buscar formas más abarcativas, como decir “hola a todo mundo”, o como decimos por aquí “hola, mi genteee”.

Pero recuerda, no basta con no dejar fuera a ninguna persona, es fundamental tener una postura de respeto a todas las diversidades. Esto se ve reflejado en cómo hablamos de lo que hablamos. ¿Tu lenguaje es racista, LGTB-fóbico, sexista, capacitista, clasista o perpetúa estereotipos de cualquier otro tipo? Ojo, empieza por ahí.

Y para quienes tengan la duda de conocer de qué se trata el pronombre neutro, o lo que se ha popularizado como usar la letra “e” al final de ciertas palabras, les quisiera recordar que existen personas que no se identifican con el género masculino ni con el femenino, es decir, personas no binarias, y éstas no han sido nombradas ni visibilizadas en nuestra lengua, por eso es que surge la propuesta de un pronombre neutro, que permita cabida a estas y, ahora sí, todas las identidades por igual.

No es regla, y a la RAE no le gusta esto, pero si por tu cuenta quieres incorporar el uso del género neutro al hablar, sábete que es una postura política, un posicionamiento social, es una forma de sumarte a dar visibilidad a estas otras identidades y realidades que tienen todo el derecho a existir.

El lenguaje es un instrumento vivo, no es estático, y está al servicio de quienes lo usamos, no al revés. Aprópiate del lenguaje inclusivo y del poder que tiene para cambiar al menos sí unas cuantas conciencias.

Porque el lenguaje tiene al menos dos características bien importantes: es un instrumento profundamente democrático, en tanto que es accesible a todas, todo y sí, todes; es decir, es un instrumento mío, nadie me lo presta y puedo usarlo como yo quiera. Y dos, tiene el poder de cambiarme a mí. Porque es a través del lenguaje que puedo nombrar personas, realidades y formas de vincularse que antes no eran nombradas. Y, ojo, no porque no lo que no se nombra no existe, porque existo, sino porque lo que no se nombra no se reconoce y lo que no se reconoce no se valora y, lo que no se valora, puede llegar a negársele el mínimo reconocimiento de sus derechos. Así que ya lo sabes, ¿estás listo, lista, liste para empezar a cambiar tu y, contigo, tu entorno?