La DJ francesa, quién es abiertamente lesbiana, ha expresado su sentir sobre el hate que ha sufrido a raíz de su participación en el performance de «La Fiesta de los Dioses».
De verdad que hay gente que tiene basura en la cabeza hijas. Mira que tomarte el tiempo de ofender y agredir a una persona porque no te pareció un performance en el que participó, es algo reprobable.
Eso es lo que le ha sucedido a Barbara Butch, la DJ francesa, abiertamente lesbiana, quién actuó en el polémico performance de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Si, ese acusado por la gente ignorante de » burlarse del cristianismo» porque pensaron que emulaba a «La Última Cena» con drag queens.
Esa gente muy conservadora y dizque defensora de la cristiandad, ha sacado a relucir acciones y sentimientos horribles y asquerosos mis cielas.
La DJ ha recibido amenazas de muerte, tortura y violación, así como numerosos insultos antisemitas, lesbofóbicos, sexistas y body shaming por su participación. Barbara se ha comprometido a enfrentar sin miedo contra las amenazas. Pero su abogada ha presentado denuncias legales que podrían iniciar una investigación policial formal sobre quienes están detrás de estas peladeces.
La abogada de Butch, Audrey Msellati, presentó una denuncia formal ante la fiscalía de París, que decidirá si se inicia o no una investigación policial formal. Los posibles cargos incluyen acoso cibernético, amenazas de muerte e insultos.
Estas acciones se emprenderán independientemente de que los acosadores y violentadores sean franceses o extranjeros.
Los funcionarios olímpicos han declarado repetidamente que la actuación no fue una recreación de «La Última Cena», sino otro cuadro que representa una fiesta de deidades olímpicas. ¡Ah pues la gente necia sigue con lo mismo!
Barbara publicó una declaración en Instagram anunciando su acción legal.
“Soy el blanco de otro acoso cibernético, particularmente violento”, escribió. “Aunque al principio decidí no hablar para que los que me odian se calmaran, los mensajes que recibo son cada vez más extremos. Todo porque he tenido el honor de representar la diversidad de mi país a través del arte y la música, junto a otros artistas e intérpretes que admiro”.
“Nunca me he avergonzado de quién soy y asumo la responsabilidad de todo, incluidas mis elecciones artísticas”, continúa. “Toda mi vida me he negado a ser una víctima. No me callaré. No tengo miedo de quienes se esconden detrás de una pantalla o se sientan a discutir sus odios y frustraciones. Los combatiré sin temblar nunca. Estoy comprometida y orgullosa. Estoy orgullosa de quién soy, de lo que soy y de lo que encarno para mis seres queridos y para millones de franceses. Mi Francia es Francia”.
Bien lo dice un dicho popular. Esa gente es según muy mocha, pero «comen santos y…defecan diablos».