Los galanes de telenovelas más sexys de los 1990s y como, muchos de ellos, se convirtieron en detonantes para que algunxs, definieran su sexualidad.
Los galanes de telenovelas, sin duda, han arrancado los suspiros de millones de telespectadores. Ahora tenemos internet, redes sociales, plataformas etc. Pero para quienes crecieron en las últimas décadas del siglo XX, la televisión era un referente.
Y para la comunidad gay en general, estos atractivos caballeros que mirábamos en los melodramas televisivos con nuestras madres y abuelas, representaron una fuente de deseo primigenia.
¿Cuántos no descubrimos que «sentíamos cosas de chava» por otros chicos cuando los veíamos en las telenovelas? Y más aún, cuando salía en las llamadas «escenas de cama», que, en esa época, estaban tan censuradas que ahora nos morimos de risa.
Tener en casa «a la mano» (nunca mejor dicho), una revista para adultos gay era casi imposible. Pero si teníamos alguna revista de espectáculos en la que, con frecuencia, salían algunos de estos galanes «enseñando cuerpo».
Y sin más preámbulo, aquí recordamos a algunos de los más populares. Por estricto orden alfabético, el cual siempre evita reclamos.
Ari Telch
Ari Telch debutó en las telenovelas en la década de los 1980s, pero fue en los 1990s cuando realmente logró el reconocimiento. Se volvió popular como el sexy maestro de la telenovela «Muchachitas» (1991). Pero hizo suspirar a millones por su interpretación del encantador periodista «Alejandro Salas» en «Mirada de mujer» (1997). A él se le debe que muchxs tengan esa fijación por los «peludos».
Eduardo Capetillo
A Eduardo Capetillo lo conocimos muy jovencito, como integrante de la banda pop Timbiriche. Pero fue en los 1990s cuando se convirtió en el crush de millones por su participación en culebrones como «Alcanzar una estrella» (1990) o «Marimar» (1994). ¡Hasta vimos en la tele su boda con Biby Gaytán! Ahora todxs suspiran por su hijo, Eduardo Capetillo Gaytán, pero a lxs millenials, su papá nos despertó muchas fantasías.
Eduardo Palomo
En esta lista no podía faltar este desaparecido galán de televisión noventera. Además también fue una destacada figura en el cine y el teatro. Primero nos encantó con su tipo de «niño bueno» en «La pícara soñadora» (1991), para luego enamorar a millones como «Juan del Diablo», el «chico malo» por excelencia de las telenovelas en «Corazón Salvaje» (1993). Muchos hasta se dejaban «la greña» larga por él.
El actor falleció en 2003, a la temprana edad de 41 años.
Fernando Carrillo
Este galanazo venezolano, irrumpió en las telenovelas mexicanas en 1997, en la telenovela «María Isabel». El actor ya venía de forjar un nombre en la televisión venezolana. Posteriormente lo vimos en telenovelas como «Rosalinda» (1999). Su apostura y espectacular anatomía despertaron las más bajas pasiones. Y aquel portafolios que protagonizó, dentro de una conocida revista de espectáculos, no salía del baño de muchas casas…
Fernando Colunga
¿Quién dice que no había «morenazos» protagonizando telenovelas? Colunga es un claro ejemplo de ello. Sin duda, uno de los galanes más emblemáticos de las telenovelas mexicanas. Levantó suspiros en clásicos noventeros como «María la del barrio» (1995) o «La Usurpadora» (1998). Y es uno de los pocos que ha seguido protagonizando telenovelas durante las siguientes tres décadas.
Flavio César
¿Y cómo no recordar a Flavio César? Este actor y cantante se convirtió en todo un ídolo juvenil a mediados de los 1990s gracias a telenovelas juveniles como «Agujetas de color de rosa» (1994) y «Confidente de secundaria» (1996). Lo curioso es que, pese a su éxito insólito, el actor tuvo una carrera muy breve en el espectáculo. Posteriormente, abrazó la fe cristiana. Y lo último que se sabe de él es que está parcialmente retirado y dedicado a su religión.
Héctor Suárez Gomís
Según sus propias declaraciones, a Héctor Suárez Gomís «le hicieron el feo» ¡por estar pelón! Y es que, según algunos productores, los galanes de telenovelas tenían que cumplir ciertas características. Por ello, a Héctor lo relegaron a roles antagónicos. Pero lo que los susodichos productores no sabían, es que a muchxs nos gustan los «chacalones». Y Héctor representó este arquetipo a la perfección en historias como «Salud, dinero y amor» (1997) e «Infierno en el Paraíso» (1999).
Jorge Salinas
Otro de los galanes telenoveleros que nos despertaron las más bajas pasiones. Jorge se posicionó primero como cotizado galán en la telenovela «Morelia» (1996). Pero fue la telenovela «Tres mujeres» (1999) la que lo llevó a los cuernos de la luna. Y si en las telenovelas no podíamos apreciar «a full» del atractivo de Jorge, para eso nos deleitó en el show «Sólo para mujeres», donde sí enseñaba pompa. O ya de plano en el cine, en donde si mostró TODO en la película «Sexo, pudor y lágrimas» (1999).
Juan Soler
Desde Argentina nos llegó este atractivo espécimen masculino. Pronto, Juan se cotizó como uno de los galanes top de las telenovelas mexicanas. Así, mientras nos hacía suspirar en telenovelas como «Cañaveral de pasiones» (1996) o «Pueblo chioco, infierno grande» (1997), también nos deleitaba la pupila mostrando toda su anatomía (toda) en aquella obra teatral «P.d.: Tu gato ha muerto», en donde hacía un desnudo integral. ¿Se acuerdan?
Sergio Basáñez
Y cómo no mencionar a Sergio Basáñez, quien fue otro de las favoritos del teleauditorio. Sergio se consagró, por varios años, como el galán estrella de la cadena Televisión Azteca, en donde formó célebre mancuerna con la actriz Silvia Navarro en culebrones como «Catalina y Sebastián» (1999) o «Cuando seas mía» (2001). En esta última traía una sexy melena que se convirtió en su huella distintiva.
Sergio Sendel
Por su fuerte personalidad, Sendel se consagró como uno de los antagonistas más célebres de las telenovelas mexicanas. Pero en ese arquetipo de villano guapo que no sabes si abofetear o plantarle un beso. Tan solo vale recordar sus roles en melodramas como «El premio mayor» (1995) o «Tres mujeres» (1999), en donde los odiabas, pero también te provocaba fantasías. Más adelante también le dieron roles protagónicos. Y su hijo Graco le heredó la galanura.
Y si se quedaron con las ganas de ver y recordar más, en una próxima entrega se revisará «a conciencia» la aportación visual de otros galanes telenoveleros de tiempos más recientes.
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Luis Miguel Romero
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