La telenovela «Mirada de mujer», fue la primera versión de «Con esa misma Mirada», serie que marca la reaparición de Angélica Rivera en la actuación.
Luis Miguel Romero
X: @LuisMiguelR01
Facebook: @LuisMiguelR02
Instagram: @luismiguelr03
En el año de 1997, el género de la telenovela cumplía 39 años de existir en México. Y de esas casi cuatro décadas de existencia, por lo menos llevaba dos de reinar absolutamente en el medio de la televisión. Pero era un hecho que el género ya comenzaba a desgastarse; ya casi todo se había contado. Pero de forma inesperada, en ese medio de «Cenicientas» y «Romeos y Julietas» que dominaba en la telenovela en cuanto a temáticas, apareció una historia diferente. Esta no solo rompió récords de audiencia, sino que también viene a revolucionar la forma de contar historias en televisión. Fue la telenovela «Mirada de mujer», producida en 1997 por Televisión Azteca y Argos Televisión.
«Señora Isabel»
Dicen algunos que los «remakes» (coloquialmente llamados «refritos») de telenovelas, están destinados al fracaso. Difícilmente logran superar a sus versiones originales. Pues no siempre se cumple esta regla. «Mirada de mujer» es una remake, o mejor dicho, una adaptación mexicana de la telenovela colombiana «Señora Isabel». Esta fue producida en 1993 por la cadena colombiana Coestrellas y estelarizada por Judy Henríquez y Luis Mesa.

La historia fue escrita por el autor Bernardo Romero Pereiro y por la periodista Mónica Agudelo. Pereiro se basó ligeramente en la miniserie colombiana «La Señora» (1985). Esta narraba la historia de una mujer madura que decide matricularse en la universidad y concluir una carrera. Sin embargo, Pereiro decidió darle una vuelta de tuerca a su versión de la historia y romantizarla. Ahora se contaba la historia de una mujer madura abandonada por su marido y que termina encontrando el amor en un hombre algunos años menor que ella.
Pereiro, una gran analista del alma femenina, hizo algo que difícilmente logran los escritores varones de telenovelas: empatizar con el alma femenina. El autor observó y plasmó en su telenovela, los sentimientos y emociones de las mujeres que le rodeaban (su madre, sus hermanas, sus hijas y su esposa, la actriz Judy Henríquez, protagonista de la telenovela). El resultado fue una historia entrañable que cautivó al teleauditorio colombiano.
¿Una mujer madura como protagonista de una telenovela?

Tras el éxito logrado en Colombia, la cadena mexicana Televisa, compra los derechos de la historia. Pero por alguna extraña razón, la historia terminó guardada por varios años en el cajón de algunos productores. Cuando los derechos caducaron, la productora Argos Televisión, compró los derechos de la historia y decidió producirlos junto con Televisión Azteca. Argos y Azteca habían logrado una gran mancuerna produciendo telenovelas novedosas, alejadas de los arquetipos rosas de las historias contadas por Televisa. En 1996, se anotaron un gran éxito con la telenovela de tintes políticos «Nada personal».
Para la protagonista de la historia se tenían contempladas a actrices como Ana Martín, Angélica María e incluso Elsa Aguirre. Fue el actor Ari Telch quién sugirió a Angélica Aragón, actriz de primer nivel que venía de realizar una serie de exitosas telenovelas en Televisa. Curiosamente Aragón tenía 44 años en ese momento. Sin embargo, aceptó de inmediato el proyecto y no le importó representar una edad mayor para cuadrar con el personaje.
Innovaciones técnicas en las telenovelas mexicanas
El reparto que se reunió para la historia fue espectacular. Desde actores consagrados como estrellas de televisión como Aragón, Ari Telch, Fernando Luján, Margarita Gralia y Evangelina Elizondo, hasta actores provenientes de teatro y cine como Verónica Langer, Paloma Woolrich o Martha Mariana Castro, así como también nuevos lanzamientos estelares como Bárbara Mori, María Renée Prudencio y Plutarco Haza. A este elenco se le suma la dirección de Antonio Serrano, quién lideró una realización muy diferente a la de las telenovelas de antaño. La telenovela se grabó en escenarios reales y locaciones, se utilizó luz natural, cámaras de cine, escenas largas de hasta 15 minutos en pantalla y no se utilizó el famoso apuntador electrónico. Esto representó en gran reto para los actores del reparto.
El tema musical de la telenovela, también se volvió entrañable. Fue de la autoría de Armando Manzanero e interpretado por la cantante Aranza.
¿De qué trata la historia?
«María Inés» (Aragón), es una mujer de 50 años de edad que lleva 30 años de matrimonio con «Ignacio San Millán» (Luján), un prominente abogado, con quién ha formado una familia. Pero un buen día, «Ignacio» decide abandonarla, pues se ha enamorado de una mujer a quién casi le dobla la edad. Al dolor de «María Inés» por el abandono de su marido, se suma el constante reproche de sus hijas y de su madre, quiénes la consideran culpable de su fracaso matrimonial. Solo su hijo, sus amigas y su hermana se muestran comprensivos con ella. Su vida está destinada a transcurrir en soledad, al pendiente de su casa, sus hijos y futuros nietos y esperar a que le llegue la muerte. Pero en medio de su desesperanza, aparece en su vida el periodista «Alejandro Salas» (Telch), un hombre quince años menor que ella y del cual se enamora. Y es que «Alejandro» no la ve como ama de casa, madre o hija, sino que la ve, por primera vez en muchos años, como una mujer.
Rompiendo tabúes
La historia arrasó con la audiencia mexicana entre mediados de 1997 y principios de 1998. Nunca antes en la televisión mexicana, una mujer madura, que rompía todos los arquetipos de los melodramas televisivos, había llevado las riendas de una historia. Mucho menos era común representar, al menos no de una forma tan abierta, una relación de una «Señora» con un hombre más joven. Los únicos casos destacados fueron las telenovelas «Mañana es primavera» (1982) y «Pueblo chico, infierno grande» (1997). Pero en esos casos, las protagonistas encarnaban un ideal de belleza madura muy atractivo.
Esa situación escandalizó a parte de la audiencia, pues la sociedad es más permisiva con el hombre maduro que se relaciona con una mujer menor. Pero, más allá de este tema, la clave de la historia es la historia de superación y dignificación de la mujer, capaz de destacar en la vida sin estar a la sombra de un hombre. La telenovela tampoco satanizaba la imagen del hombre, pues el marido de la protagonista no la abandonaba por una simple aventura. Se planteaba que el hombre maduro, también se había enamorado y reencontrado una ilusión en su vida. Además, la historia tocó otros temas como la sexualidad y el amor en la madurez, la violación y el derecho al aborto, los romances interraciales, el cáncer de mama, las mujeres maltratadas, el acoso sexual hacía los hombres y el VIH / SIDA.

El éxito de la historia cruzó fronteras y llegó a lugares como los Estados Unidos, España, Australia e incluso a Afganistán. La telenovela fue la primera en emitirse en este último país tras la caída del régimen talibán en 2003.
En medio de la llamada «Guerra de televisoras» en México, la cadena Televisa tuvo que reconocer el éxito de un melodrama producido por su cadena rival y otorgó a Angélica Aragón el Premio TVyNovelas como mejor actriz del año. Aragón se convirtió entonces y de forma inesperada, en una suerte de heroína y modelo a seguir de muchas mujeres que vieron reflejada su historia en el personaje de «María Inés».
Otras versiones, secuelas y remakes
En 1999, Azteca realiza la telenovela «La vida en el espejo», una versión de «Mirada de mujer» desde una perspectiva masculina (ahora el hombre era el engañado). En 2003, la televisora decide realizar una secuela titulada «Mirada de mujer: El regreso». Pero a pesar de la expectativa del teleauditorio, la telenovela tuvo un argumento torpe, se alargó de forma innecesaria y se saturó de personajes irrelevantes en la trama. Por ello, parte del público e incluso parte de su equipo de actores, la consideran fuera del canon de la telenovela original.
En 2006, la cadena Telemundo realizó un remake titulado «Victoria», con Victoria Ruffo en el rol estelar. En 2021, Televisa Univisión, lanza una nueva versión titulada «Si nos dejan», con Mayrín Villanueva en el personaje principal. Sin embargo, y a pesar de su buena manufactura, estas producciones no han logrado siquiera acercarse un poco al éxito de la novela original. Sobre esta última, la revista «Time», en su edición latinoamericana, dedicó una portada en 1998, algo insólito para un melodrama mexicano.
«Con esa misma Mirada»
En 2025, se realiza la tercera versión mexicana de «Mirada de mujer». La diferencia inicial radica en que, esta nueva versión está adaptada en un formato de miniserie. «Con esa misma Mirada», es producida de nuevo por Argos Televisión, ahora en asociación con Televisa.
parte de la expectativa del público ante esta nueva versión, es que marca el regreso a la actuación de la actriz Angélica Rivera, luego de 17 años de ausencia. Rivera, quien fue Primera Dama de México entre 2012 y 2018, se había mantenido alejada de la actuación en espera de un proyecto ideal para retomar su carrera.
A Rivera se le suman, en el elenco principal, Diego Klein e Iván Sánchez. La serie se estrenó a través de la plataforma streaming de Televisa Univisión el 21 de marzo de 2025.
Hasta el momento, esta nueva versión ha recibido críticas mixtas. Espectadores y críticos reconocen los valores de producción y el respeto a la historia original. No obstante algunos señalan que, el atractivo físico de Rivera, rompe un poco con el concepto inicial de la serie. Y es que la protagonista no es ninguna «cougar» y conquistadora de hombres jóvenes. Es una mujer madura, una ama de casa común y corriente, figura que, en nuestra sociedad está desexualizada y relegada a un segundo plano. La historia original nos plantea como una ama de casa, antes que madre, abuela, esposa, niñera, cocinera etc., es una mujer con ambiciones, anhelos, metas y deseos.
«Mirada de mujer», a pesar del paso del tiempo, es un referente y precedente en la historia de la telenovela mexicana. Es un ejemplo de que el género de la telenovela en México aún está vivo, siempre y cuando se conjunte una buena producción, un buen elenco y por supuesto, una buena historia.