Algo grave debe pasar en el PRD, a cargo de Carlos Navarrete, para que en público asegure que «blindó» sus candidaturas de aquellos aspirantes de «perfil dudoso» y el partido les abra las puertas en lo oscurito.
Tal es el caso de Nalleli Julieta Pedraza, esposa de Arquímedes Oseguera, ex alcalde de Lázaro Cárdenas, Michoacán preso por supuestos nexos con la organización criminal de Los Templarios.
El viernes, la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sede Toluca, ordenó al PRD restituir a Pedraza la candidatura a diputada local. Lo haremos «respetuosos de la orden», respondió el PRD.
¿Qué ocurrió? El expediente revela que ella renunció a la postulación y una semana después, -pasado el escándalo- mandó oficio para pedir que no se tomara en cuenta su dimisión. La Comisión Electoral la reinstaló y todo con el aval del PRD de Michoacán y la dirigencia nacional, que guardaron un conveniente silencio.
Otro caso ocurre en San Luis Potosí, donde está preso el edil con licencia de Soledad de Graciano Sánchez, José Ricardo Gallardo, pero su padre Ricardo Gallardo Juárez y ex alcalde de Soledad, es el candidato amarillo a la alcaldía de la capital del estado. ¿El protocolo del PRD para blindarse del crimen fue pura farsa? ¡Escándala!
