En los últimos años, el género de la telenovela mexicana ha iniciado un paso firme para romper con prejuicios y dar mayor representación a la comunidad LGBT+ en sus historias.
Luis Miguel Romero
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¿Hablar de diversidad sexual en las telenovelas mexicanas de los 1960s? ¡Imposible!
No es tarea fácil modernizar el género del melodrama televisivo tradicional, el cual ha funcionado durante más de sesenta años en México. Sin embargo, el mundo ha avanzado y, aunque las telenovelas forman parte de la ficción, no pueden resistirse a los cambios que enfrenta la sociedad mexicana y de otros países.
La censura imperó durante muchos años en la televisión mexicana. En las primeras telenovelas nacionales, en la década de los 1960s, era imposible decir palabras como «embarazo» o «divorcio». ¿Hablar de diversidad sexual? ¡Imposible! La censura de la Secretaría de Gobernación y los grupos religiosos y moralistas lo hubieran impedido.
Un representación discreta e implícita
Fue en la década de los 1980s, cuando se dieron los primeros pasos para mostrar la diversidad sexual en los melodramas. En 1985, la telenovela “De pura sangre”, producida por Ernesto Alonso (actor y productor también homosexual), sugirió por primera vez un romance gay entre los personajes de los actores Manuel Ojeda y Víctor Junco.
En 1987, el escritor y dramaturgo Carlos Olmos escribió la telenovela “Tal como somos”, donde apareció por primera vez en las pantallas mexicanas una pareja lésbica interpretada discretamente por las actrices Alejandra Ávalos y Dolores Beristáin. En 1989, la telenovela “Mi segunda madre”, producida por Juan Osorio, se atrevió a presentar por primera vez a una pareja homosexual interpretada por los actores Fernando Ciangherotti y Roberto Palazuelos. Desde luego en dichas producciones nunca se plasmó de forma abierta la sexualidad de los personajes, sino que más bien iba implícita en la trama.
Representaciones estereotipadas
En la década de los 1990s comienza a existir mayor apertura ante el tema de la homosexualidad. Sin embargo, muchas caracterizaciones, sobre todo homosexuales, estaban estereotipadas y llenas de clichés. Tal es el caso del personaje de Radamés de Jesús en “Volver a empezar” (1994).
En 1996, las actrices María Reneé Prudencio y Claudia Lobo interpretaron a una pareja lésbica, abordada por primera vez con toda su realidad, en la telenovela “Nada personal” (1996).
La sexualidad del personaje del actor Alec Von Bargen, solo fue insinuada en la telenovela “Gente bien” (1997). Pero en 1999, las telenovelas «Tres mujeres» y «La vida en el espejo», presentaron ya de forma «abierta y oficial» a parejas gay. Estas fueron interpretadas por los actores Fabián Robles y Sergio Catalán, y José María Yázpik y Manuel Blejerman, respectivamente.
La popular vedette trans Francis (1958-2007), interpretó un pequeño rol en la telenovela «Vivo por Elena» (1998). En ese momento la situación no causó mucho revuelo en los medios. El público estaba familiarizado con Francis, habitual en los programas de televisión de aquella época. Pero aquí cabe subrayar un punto muy especial: mediáticamente Francis se definía como un travesti. Eso marcaba una gran diferencia. Aunque interpretara un personaje femenino, para el público seguía siendo un hombre.
Sin clichés y «caricaturas» de antaño»
Ya para la década de los 2000s, el presentar a personajes homosexuales sin los clichés y caricaturas de antaño, comenzó a volverse más habitual. Entre los actores que interpretaron personajes gay en esta década destacan:
Francisco de la O en “Lo que es el amor” (2001)
Frantz Cossío y Sergio García en “Clase 406” (2002)
Miguel Pizarro en “Rubí” (2004)
Jorge de Silva en “Amar sin límites” (2006)
Manuel Landeta en “Barrera de amor” (2006)
Sergio Mayer en ”La fea más bella” (2006)
Rafael Inclán y Luis Gatica en “Alma de hierro” (2008)
Manuel Ibáñez en “Las tontas no van al cielo” (2009)
Julián Gil y Marcelo Córdova en “Sortilegio” (2009).
Cabe destacar que, los personajes interpretados por José Ron y Jaime Camil en “Los exitosos Pérez” (2009), fueron los primeros en incluir una escena de beso, pero este fue censurado para la televisión.
La representación lésbica en esta década se ve limitada solo a la caracterización de Ginny Hoffman en «Las tontas no van al cielo» (2009).
En 2004, Televisión Azteca produce en México una versión de la telenovela argentina «Los Roldán» que llevó por título «Los Sánchez». La actriz trans Libertad Palomo interpretó uno de los roles estelares, siendo la primera vez que una actriz trans es presentada como tal en el género de la telenovela en México.
La censura pierde terreno
Vienen los 2010s y la galería de personajes del colectivo aumenta considerablemente en la pantalla. Entre las caracterizaciones gay sobresalen las siguientes:
Edgar Vivar y Alejandro Sirvent en “Para volver a amar” (2010)
Alberto Casanova y Jorge Luis Vázquez en “Cielo rojo” (2011)
Diego de Erice y José Eduardo Derbez en “Qué pobres tan ricos” (2013)
Héctor Arredondo en “Secretos de familia” (2013)
Alejandro Tommasi en “Hasta el fin del mundo” (2014)
Eddy Vilard en “Antes muerta que Lichita” (2015)
Andrés Zuno y Raúl Coronado en «Papá a toda madre” (2017)
Paco Rueda y Pierre Louis en “La usurpadora” (2019)
Diego Amozurrutia y José Pablo Minor en «Cuna de lobos» (2019).
Los personajes lésbicos vuelven a ser más discretos. De estos sobresalen las siguientes interpretaciones:
Eréndira Ibarra y Liz Gallardo en “Las Aparicio” (2010)
Paz Vega y Azela Robinson en «Cuna de lobos» (2019).
En la representación trans, en 2015 la actriz Alejandra Bogue debuta formalmente en telenovelas en el melodrama «Amor de barrio» (2015). En 2019, la actriz española Raquel Martínez participó en la telenovela “Los pecados de Bárbara”.
La diversidad en televisión se vuelve viral
En 2017, cabe señalar el fenómeno causado por la pareja gay encarnada por Emilio Osorio y Joaquín Bondoni en “Mi marido tiene familia” (2017), misma que causó un tremendo impacto mediático a nivel internacional. Este melodrama, producido por Juan Osorio, mostró por primera vez un beso en pantalla entre dos hombres. Tal es el éxito del fenómeno llamado “Aristemo” (por los nombres de los personajes), que en 2019, ambos protagonizaron la telenovela “Juntos el corazón nunca se equivoca”, primer melodrama mexicano en tener a una pareja homosexual como protagonistas.
Un fenómeno similar a «Aristemo» ocurrió en 2018 con la pareja lésbica encarnada por las actrices Bárbara López y Macarena Achaga en la telenovela “Amar a muerte”. Esta generó un fenómeno viral en las redes sociales similar a “Aristemo” y llamado “Juliantina” por lxs fans.
¿Cuota de inclusión?
En la presente década, la industria de las telenovelas vuelve a mostrarse en pro de la diversidad. La duda es: ¿Se presentan caracterizaciones reales que pesan en la historia, o solo se incluyen para cumplir con la llamada «cuota de inclusión»?
Entre los personajes gay de esta década en curso sobresalen:
Siang Chion y Eleazar Gómez (luego sustituido por Ferdinando Valencia) en “La mexicana y el güero” (2020).
Josh Gutiérrez y Cuauhtli Jiménez en “¿Te acuerdas de mí?” (2021).
Federico Ayos y Lambda García en «Amor dividido» (2022).
Pedro Baldo y Bruno Pizá en «Tu vida es mi vida» (2024).
La representación lésbica corre a cargo de Ariana Saavedra en «Marea de pasiones» (2024).
En cuanto a presencia trans, en 2021, Alejandra Bogue interpretó a una mujer cis en la telenovela «¿Te acuerdas de mí?» En 2022, en la telenovela “La madrastra”, el actor Iker Madrid se caracterizó como una mujer transexual. La telenovela «El amor no tiene receta» (2024), otra producción de Juan Osorio, abrió un nuevo panorama al presentar a la actriz trans Coco Máxima como una de sus protagonistas principales. Y además, mostró escenas románticas de la actriz con otro actor, algo insólito en los melodramas mexicanos.
¿Y las demás identidades y expresiones de género?
Y qué pasa con otras expresiones e identidades de género? En 2023, la telenovela “El amor invencible”, producida también por Juan Osorio para Televisa mostró en su elenco un amplio espectro de la diversidad sexual. La actriz Karla Gaytán encarnó al primer personaje no binarie en una telenovela mexicana, mientras que el actor Eduardo Barajas interpretó a una drag queen.
Lo mejor está por venir
¿Llegará el día en que el público y la censura se “aflojen” en mostrar de una manera más audaz a una pareja de la diversidad sexual? Aún es quizá muy pronto para echar campanas al vuelo, pero es importante aplaudir y subrayar que las telenovelas mexicanas, tal vez de una manera lenta, pero están evolucionando en cuanto a temas y contenidos. Y parece que lo mejor está por venir.