A raíz de la película «El baile de los 41», surgió de nuevo un interés por la historia de su protagonista central, Ignacio de la Torre y Mier.
Luis Miguel Romero
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La película El baile de los 41, del cineasta David Pablos, que aborda un episodio trascendental en la historia del colectivo LGBT+ en el país, puso de nuevo bajo el reflector esta historia. Y la figura central de este peculiar episodio del México contemporáneo es Ignacio de la Torre y Mier (1866-1918). Aquí un poco de la historia de este polémico personaje.
Criado en sábanas de seda
Nació el 25 de julio de 1866 en la Ciudad de México. Su padre fue el empresario de origen andaluz José Máximo de la Torre Carsí y su madre fue María Luisa de los Ángeles Mier Celis. Por vía política tenía parentesco con la familia real monegasca, es decir, con el príncipe Alberto II de Mónaco y su padre, el finado príncipe Rainiero.
Él y sus seis hermanos fueron criados en sábanas de seda, gracias a la acomodada posición económica de su padre, quién llegó a poseer diez prósperas haciendas en México. Ignacio se educó en los mejores colegios de México y los Estados Unidos.
Cuando su padre murió, en 1881, Ignacio heredó la hacienda de Santiago Tenextepango, en Ayala, Morelos. Esta hacienda, llegó a ser una de las más importantes en cuanto a la producción de azúcar en México. Sus dotes como empresario, pronto lo llevaron a conocer, tratar y ganarse la simpatía del entonces presidente de México, Porfirio Díaz (1830-1915), quién lo vio como un magnífico partido para su hija primogénita Amada Díaz (1867-1962).
El romance de Ignacio con Amada fue precoz. Se casaron en 1888. Con apoyo de su suegro, Ignacio incursionó en la política. Fue diputado y pretendió convertirse en gobernador del Estado de México.
¡A «Nachito» no le gustan las mujeres!
Pero la vida matrimonial de Ignacio y Amada fue completamente infeliz. ¿La razón?: Ignacio era homosexual. Su vida «licenciosa» y sus relaciones homosexuales escandalizaron a Amada, al presidente, a la familia y a toda la sociedad. Ante los reclamos de su esposa, Ignacio era agresivo. Se cuenta que en una ocasión llegó ebrio a su casa e insultó a su esposa en presencia de su ilustre y poderoso suegro, quién ordenó que lo echaran de su presencia. El matrimonio comenzó a vivir por separado y solo se reunían y aparecían en público en asuntos estrictamente protocolarios. Porfirio Díaz lo tenía muy vigilado para evitar que causara escándalos que mancharan su buen nombre, el de su hija y el del resto de la familia.
¿41 o 42?
Fue en 1901 cuando ocurrió aquel polémico episodio conocido como El baile de los 41, una célebre fiesta homosexual realizada en la Colonia Tabacalera de la capital mexicana. Allí estaba Ignacio. No eran 41 hombres homosexuales y vestidos con indumentaria femenina los que estaban en dicha fiesta. Ignacio era el número 42. Pero claro, el buen nombre de la familia presidencial no iba a enlodarse con este penoso incidente e Ignacio fue borrado de aquella polémica lista de caballeros que escandalizaron a la hipócrita sociedad mexicana del Porfiriato.
Pero este no es el único episodio por el que Nachito ha pasado a la historia. También se le relaciona sentimentalmente con Emiliano Zapata (1879-1919), uno de los grandes caudillos de la Revolución Mexicana. Nachito y Zapata se conocieron debido a las buenas referencias que el primero tenía sobre el caudillo en cuanto al cuidado de caballos se refiere. Ignacio contrató a Zapata como su caballerango en su casa de Reforma, en la Ciudad de México durante seis meses. Algunas fuentes afirman que ambos sostuvieron un intenso romance en esa época. Las cosas no funcionaron y Zapata regresó a Morelos. Se dice que contemplar los privilegios de los caballos de la Torre, en contraste con la pobreza de los campesinos de Morelos, le inspiraron para levantarse en armas en el marco de la Revolución Mexicana.
La Revolución Mexicana
Tras estallar la Revolución y luego de la caída de su suegro del poder, Ignacio se mostró como un férreo opositor del nuevo régimen, Se dice que conspiró en los eventos que llevaron al asesinato del presidente Francisco I. Madero (1873-1913); luego se dice que conspiró en favor del usurpador Victoriano Huerta (1845-1916) y Venustiano Carranza (1859-1920) lo mandó a la prisión de Lecumberri tras expropiar sus mansiones de Reforma y Tacubaya. Cuando Zapata pasó por la Ciudad de México, ordenó su liberación en un gesto de piedad (¿o en recuerdo de su supuesto romance del pasado?).
Pero Nachito no escarmentó. Se dedicó a traficar con maíz, por lo que Zapata lo mantuvo en arraigo en Morelos en condiciones de pobreza y mano dura. Más tarde, logró escapar, primero a Puebla y luego a los Estados Unidos, estableciéndose en Nueva York en 1918.
En Nueva York, Ignacio fue internado por una complicación derivada de las hemorroides (muchos fantasiosos le atribuían este mal debido a su intensa actividad homosexual). Murió el 1 de abril de 1918 en el Hospital Stern de la Urbe de Hierro, en una complicada y fallida operación de las hemorroides. No dejó descendencia, ni propiedad alguna, pues se llenó de deudas que su esposa Amada tuvo que solventar con los pocos bienes que le quedaban.
«Nachito» en la ficción
En la ya mencionada película «El baile de los 41» (2020), del cineasta David Pablos, se aborda un poco acerca de la vida de Nachito, quien es interpretado por el actor Alfonso Herrera. Obviamente, la cinta presenta una versión novelizada de la vida de Ignacio.