Ay hijas, cuando me enteré de todo esto, recuerdo perfecto, corrí a prenderle una vela a mis santas, y es que estaba yo muy preocupada por la visible situación desafortunada que vivía mi Britney Spears en 2007, ¿se acuerdan?
Como hace unos días les informé, estaba por estrenarse un revelador documentals llamado «Britney Spears: Breaking Point», en donde saldrían muchos trapitos al sol, y sí, así sucedió. Resulta que uno de los testimonios ahí mostrados, fue el de la tatuadora Emily Wynne–Hughes, quien habló con Britney tras haberse rapado, y mientras se refugiaba de los paparazzis.
La comadre recuerda que la sorprendió la entrada de la princesa del pop a su local, pero que le sorprendió más verla sin cabello, a lo que, con la pantufla petrificada, preguntó qué había ocurrido, y Britney, sin dudarlo le respondió: «Simplemente no quiero que la gente me toque el pelo. No quiero que nadie toque mi pelo. Estoy cansada de que todo mundo lo haga».
Obviamenta, estas declaraciones dejan claro que Spears ya estaba harta de toda la gente que la rodeaba, que le decía cómo vestir, cómo hablars, cómo caminar, qué hacer y qué no hacer, pero ¿a caso nadie la cuidaba? ¿A nadie le preocupaba la situación de Brit? ¡Qué tristaaaa!
