El mito de la «femme fatale», es quizá uno de los más antiguos del Séptimo Arte. Y justo una de las «femme fatales» más importantes del cine fue la mítica Marlene Dietrich.
Luis Miguel Romero
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El mito de la «femme fatale», es quizá uno de los más antiguos del Séptimo Arte. Y es que el cine, desde sus inicios como industria maquiladora de entretenimiento, ha encontrado en las «vampiresas devoradoras de hombres», un gran atractivo para las taquillas. Y justo una de las «femme fatales» más importantes del cine, y una experta en escandalizar a la sociedad de su época, es la mujer a quién honramos en este espacio: la mítica Marlene Dietrich.
Berlín y la escena cabaretera
Marie Magdalene Dietrich nació el 27 de diciembre de 1901 en Berlín, Alemania. Fue hija de Louis Erich Otto Dietrich, teniente de policía, y de Wilhelmine Elisabeth Felsing. Tuvo una hermana mayor de nombre Elisabeth.
Cuando Marlene era pequeña, su padre murió y su madre se casó en segundas nupcias con Edward von Losch, un militar prusiano que pereció tras combatir en la Primera Guerra Mundial.
Educada bajo una disciplina prusiana muy rígida, Marlene siempre se sintió atraída por el mundo del espectáculo. Inicialmente trató de incursionar sin éxito en la música. Luego comenzó a trabajar en pequeños roles en el teatro.
Durante la década de los años 1920s, Marlene se convierte en figura recurrente de la escena cabaretera berlinesa. Incluso llega a actuar como extra en algunas películas mudas alemanas. Fue allí donde conoció al asistente de director Rudolf Sieber, con quién contrajo matrimonio en 1923. Sieber fue el único matrimonio de Marlene. Con él procreó a su única hija, la también actriz María Riva (nacida en 1924).
«El ángel azul»
Fue en 1929, cuando Marlene es descubierta actuando en los cabarets por el cineasta austriaco Josef von Sternberg. Von Sternberg queda prendado de ella y le ofrece estelarizar la película «Der Blaue Engel» («El ángel azul»). Esta cinta marca el inicio del mito de Marlene Dietrich, uno de los más grandes de la Historia del cine.
En dicha cinta (la primera cinta sonora de Alemania), Dietrich interpreta a la cabaretera «Lola-Lola», capaz de enloquecer de amor a un rígido profesor. La cinta fue filmada también en inglés y exhibida en los Estados Unidos con éxito arrollador.
De inmediato, la dupla Dietrich-Von Sternberg, es contratada por la Paramount Pictures para trabajar en Hollywood. La idea original era que Dietrich se convirtiera en la respuesta al éxito de la diva sueca Greta Garbo, estrella de la MGM. Con marido e hija a cuestas, Marlene llega a los Estados Unidos para conquistar a los espectadores y a la industria fílmica mundial.
El mito de la Dietrich
El equipo fílmico Dietrich-Von Sternberg realiza algunos de los clásicos más importantes del Hollywood de la época: «Morocco» (1930, el cual le da a Dietrich su única nominación al Premio Óscar), «Dishonored» (1931), «Shanghai Express» (1932), «Blonde Venus» (1933), «The Scarlett Empress» (1934) y «The Devil is a Woman» (1935).
Efectivamente, Dietrich es la única estrella capaz de eclipsar el resplandor de la Garbo en Hollywood. Pero La Meca del Cine es algo más que una serie de éxitos fílmicos para Marlene. Es el escaparate perfecto para lucir su misteriosa belleza, su glamour y de paso causar controversia por su singular personalidad. En la cinta «Morocco», Dietrich fue la primera actriz en besar a otra mujer en pantalla.
«Lilí Marlene»
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Dietrich se convirtió en una de las principales detractoras del régimen nazi de su natal Alemania. Se dice que los nazis la habían contactado desde antes ofreciéndole contratos millonarios para volver a Alemania. Pero Dietrich se negó y valerosamente viajó por varios lugares del mundo durante la guerra, actuando para las tropas de los Aliados.
Fue en esa época cuando popularizó «Lilí Marlene», famoso himno militar alemán.
Incluso llegó a ofrecerse para infiltrarse y matar a Hitler. Su valor y compromiso le valió obtener distintos reconocimientos tras concluir la guerra.
El mito en contra del tiempo
Al concluir el conflicto bélico, la carrera de Dietrich comenzó a experimentar un declive. Aún así, se dio el lujo de trabajar para directores como Alfred Hitchcock («Stage Fright», 1950), Fritz Lang («Rancho Notorious», 1952) y Orson Welles («Touch of Evil», 1958), entre otros.
Consciente de su declive en el cine, Dietrich exploró en una nueva faceta: el music hall. Montó un espectáculo donde aparecía glamorosamente ataviada y cantaba canciones populares de la época en su estilo muy singular. Obtuvo un éxito rotundo. Viajó por todo el mundo, montó su show de residencia en Las Vegas y grabó exitosos discos.
Cuentan que solía utilizar muchos trucos de maquillaje y hasta estiramientos faciales con peinados para ocultar sus arrugas. También solía utilizar vestidos con relleno para estilizar su figura. Era evidente que el paso del tiempo era un rival contra el que no podía competir.
Con este show se mantuvo vigente hasta mediados de la década de los 1970s, cuando decide retirarse tras un accidente en un escenario. En 1979 realiza su última actuación en el cine en la película alemana «Just a Gigoló», con el cantante David Bowie.
Amor por Ellos…y Ellas
Franca, sin complejos de ninguna índole y sexualmente liberada, Dietrich es una de las primeras mujeres de la época en reconocer públicamente su bisexualidad.
Gustaba vestirse de hombre y rompió corazones de hombres y mujeres de la época. Se relacionó con actores como Gary Cooper, John Wayne, James Stewart, Frank Sinatra, Jean Gabin y Yul Brynner. Pero también sedujo a muchas mujeres, entre ellas a Edith Piaf, Frede, Talullah Bankhead y Claudette Colbert.
Incluso, mucho se ha rumorado que su supuesta rivalidad con Greta Garbo iba mucho más allá de lo profesional. Se dice que ambas fueron amantes en su juventud y que, ya en sus años de gloria, rivalizaron por el amor de la escritora Mercedes de Acosta. A lo largo de su vida, Dietrich dio información confusa sobre su relación con Garbo. A veces decía que nunca se conocieron. Lo curioso es que Dietrich nunca se divorció de su marido. Incluso fueron grandes amigos y cómplices en sus respectivas aventuras amorosas.
El paso a convertirse en leyenda
Dietrich pasó la última década de su vida recluida en su apartamento de París, recibiendo a muy pocos visitantes, entre ellos a sus nietos. Sin embargo, cuentan que se mantenía activa a través del teléfono. Entre sus contactos estaban los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Incluso, dio una entrevista telefónica a un noticiero estadounidense tras la caída del Muro de Berlín, en 1989.
Marlene Dietrich falleció el 6 de mayo de 1992, a los 90 años de edad.
Hay una leyenda urbana muy curiosa que rodea a su muerte. Se dice que las condiciones en que vivía Dietrich, postrada en una cama, requerían de cuidados de un geriátrico. Este rumor dice que Dietrich se quitó la vida, ingiriendo una sobredosis de medicamentos, atemorizada ante la posibilidad de ser ingresada en una casa de retiro.
Los restos de Marlene volvieron a Alemania, siendo depositados en un cementerio cercano a la casa donde nació. Poco después de su muerte, su hija, María Riva, publicó un polémico libro en donde destapa la dura y distante relación que mantuvo con su madre debido al estilo de vida de la diva.
Hoy en día, Marlene Dietrich es recordada como una de las más grandes leyendas del Séptimo Arte, ícono de la cultura popular, ícono de la moda, símbolo de la liberación femenina, de la escena cabaretera berlinesa pre-nazi y un importantísimo ícono del colectivo LGBT+. Por esa y muchas razones, en este espacio honramos su vida y carrera.