En 2009, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una ley para la prevención de los crímenes de odio. Esta ley tuvo como origen el trágico asesinato del joven Matthew Shepard.
Luis Miguel Romero
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Hay un dicho que reza: “Después del niño ahogado tapan el pozo”. Es lamentable que, en muchas ocasiones, alguna tragedia debe de acontecer para que se tomen acciones positivas sobre alguna situación. En la historia de la comunidad LGBT+, por desgracia, esta situación ha sido una constante.
En 2009, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una ley para la prevención de los crímenes de odio. Esta ley tuvo como origen el trágico asesinato del joven Matthew Shepard, ocurrida casi una década atrás. En este espacio, recordamos su breve, pero inspiradora historia.
¿Quien era Matthew Shepard?
Matthew Wayne Shepard nació el 1 de diciembre de 1976 en Casper, Wyoming, Estados Unidos. Fue uno de los dos hijos de Judy y Dennis Shepard. Shepard asistió a la Escuela Primaria Crest Hill, a la Escuela Secundaria Dean Morgan y a la Escuela Secundaria del condado de Natrona. Según testimoniales, era un niño amigable con todos sus compañeros de clase», pero era objeto de burlas y ataques debido a su pequeña estatura.
En 1994, Shepard se trasladó con su familia a Arabia Saudita por compromisos laborales de su padre. Durante ese tiempo, Shepard asistió a The American School in Switzerland, de la cual se graduó en mayo de 1995. Allí tomó cursos de teatro y aprendió algo de alemán e italiano.
Posteriormente volvió a la Unión Americana y asistió al Catawba College en Carolina del Norte y al Casper College en Wyoming, antes de establecerse en Denver, Colorado. Shepard se especializó en ciencias políticas de primer año en la Universidad de Wyoming, en Laramie y fue elegido representante estudiantil para el Consejo Ambiental de Wyoming. Shepard profesaba la religión cristiana episcopal y alguna vez sirvió como monaguillo en la iglesia. Su padre lo describió como «un joven optimista y tolerante que tenía un don especial para relacionarse con casi todos. Era una persona muy accesible y siempre buscaba nuevos desafíos”.
Primeras agresiones de odio
Shepard era homosexual. En 1995, fue golpeado y violado durante un viaje de secundaria a Marruecos. Esto le provocó depresión y ataques de pánico. Las personas más cercanas a él temían que su depresión lo hubiera llevado a involucrarse con las drogas durante su tiempo en la universidad. Varias veces, Shepard fue hospitalizado debido a su depresión clínica e ideas suicidas.
La tragedia
La noche del 6 de octubre de 1998, Aaron McKinney y Russell Henderson se acercaron a Shepard en una fiesta en Laramie. Ambos se ofrecieron a llevar a Shepard a casa. Posteriormente condujeron a una zona rural remota y procedieron a robarle sus pertenencias, golpeándole con una pistola y torturándolo, atándolo a una valla para, posteriormente, abandonarlo.
Después de atacar a Shepard y dejarlo atado a temperaturas casi heladas, McKinney y Henderson regresaron a la ciudad. McKinney procedió a pelear con dos hombres. La policía llegó al lugar de los hechos, registraron la camioneta de McKinney y encontró un arma manchada de sangre junto con los zapatos y la tarjeta de crédito de Shepard.
Shepard fue encontrado en estado de coma dieciocho horas después del ataque. Fue hallado atado a la valla por Aaron Kreifels, un ciclista que inicialmente confundió a Shepard con un espantapájaros.
Shepard fue transportado primero al Ivinson Memorial Hospital en Laramie, antes de ser trasladado a la sala de traumatología más avanzada del Poudre Valley Hospital en Fort Collins, Colorado. Había sufrido fracturas en la parte posterior de la cabeza y delante de la oreja derecha. También experimentó un daño severo en el tronco del encéfalo, lo que afectó la capacidad de su cuerpo para regular su ritmo cardíaco, temperatura corporal y otras funciones vitales. Sus heridas se consideraron demasiado graves para que los médicos pudieran operarlas. Shepard nunca recuperó el conocimiento. La noticia causó un impacto mediático internacional. Mientras permaneció en cuidados intensivos y en los días posteriores al ataque, se llevaron a cabo vigilias con velas en países de todo el mundo.
Shepard fue declarado muerto seis días después del ataque, a las 12:53 am del 12 de octubre de 1998.
El juicio
McKinney y Henderson fueron arrestados e, inicialmente, acusados de intento de asesinato, secuestro y robo con agravantes. Las novias de ambos intentaron ayudarles en sus declaraciones con testimonios falsos. Después de la muerte de Shepard, los cargos pasaron de intento de asesinato a asesinato en primer grado, lo que significaba que los dos acusados eran elegibles para la pena de muerte. Sus novias también fueron acusadas de complicidad.
En la audiencia previa al juicio de McKinney en noviembre de 1998, el sargento Rob Debree testificó que McKinney había declarado en una entrevista que él y Henderson habían identificado a Shepard como un objetivo de robo y fingieron ser homosexuales para atraerlo a su camioneta. Según el testimonio, McKinney había atacado a Shepard después de que este puso su mano sobre su rodilla. McKinney confesó que la violencia contra Shepard fue provocada por “sus sentimientos de repulsión hacia los gays».
Ambos criminales terminaron por declararse culpables para evitar la pena de muerte y fueron sentenciado por el juez de distrito a dos cadenas perpetuas consecutivas.
Polémicas tras la tragedia
El asesinato de Shepard siguió atrayendo la atención del público y la cobertura de los medios mucho después de que terminó el juicio. En 2004, el programa de noticias “20/20” de ABC News, emitió un informe que citaba declaraciones de McKinney y Henderson donde alegaban que el asesinato no había sido motivado por la sexualidad de Shepard, sino que se trataba principalmente de un robo relacionado con las drogas que se había vuelto violento. Stephen Jiménez, el productor de “20/20” escribió un libro titulado “The Book of Matt: The Truth about the murder of Matthew Shepard”, que se publicó en septiembre de 2013 y en el que revelaba que Shepard era un traficante de metanfetamina. Muchos comentaristas criticaron su publicación señalándola de sensacionalista y engañosa.
Cuando Shepard agonizaba, muchos grupos religiosos homofóbicos ultra radicales se manifestaron. Los miembros de la Iglesia Bautista de Westboro recibieron atención nacional por manifestarse en el funeral de Shepard con carteles con lemas homofóbicos como «Matt está en el infierno» y «Dios odia a los maricones». En respuesta, Romaine Patterson, una de las amigas de Shepard, organizó un grupo que se reunió en un círculo alrededor de los manifestantes de la Iglesia Bautista de Westboro. El grupo vestía túnicas blancas y alas gigantes (parecidas a ángeles) que bloqueaban a los agresores. La policía intervino y creó una barrera humana entre ambos grupos.
El legado de Matthew
En los años posteriores a la muerte de su hijo, Judy Shepard ha trabajado como defensora de los derechos LGBT+, en particular cuestiones relacionadas con los jóvenes homosexuales. Ella fue una fuerza principal detrás de la Matthew Shepard Foundation, que ella y su esposo, Dennis, fundaron en diciembre de 1998.
En junio de 2019, Shepard fue nombrado como uno de los “50 pioneros y héroes» inaugurales incluidos en el Muro de Honor Nacional LGBTQ dentro del Monumento Nacional Stonewall (SNM) en el Stonewall Inn de la ciudad de Nueva York.
Las solicitudes de una nueva legislación para abordar los delitos de odio, tomaron fuerza en la Unión Americana tras la tragedia de Shepard. Y es que, según la ley federal existente de los Estados Unidos y la ley estatal de Wyoming, los delitos cometidos por motivos de orientación sexual no podían procesarse como delitos de odio. Unas horas después de que descubrieron a Shepard, sus amigos Walt Boulden y Alex Trout, comenzaron a contactar a los medios de comunicación, alegando que Shepard había sido agredido porque era gay, buscando convertirle así en un mártir para la causa.
En la siguiente sesión de la Legislatura de Wyoming, se presentó un proyecto de ley que definía como crímenes de odio ciertos ataques motivados por la orientación sexual de la víctima.
El presidente Bill Clinton renovó los intentos de ampliar la legislación federal sobre delitos de odio para incluir a los homosexuales, las mujeres y las personas con discapacidades. En noviembre de 1997, se introdujo una Ley de Prevención de Delitos de Odio, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la cual fue aprobada en julio de 1999.
El 20 de marzo de 2007, la Ley de Prevención de Crímenes de Odio Matthew Shepard y James Byrd Jr. fue introducida como legislación bipartidista federal en el Congreso de los Estados Unidos, patrocinada por el demócrata John Conyers. El proyecto de ley fue aprobado por la Cámara de Representantes el 3 de mayo de 2007. Tras su elección como presidente, Barack Obama declaró que estaba comprometido a aprobar la ley. Obama promulgó la medida el 28 de octubre de 2009.
El 26 de octubre de 2018, poco más de 20 años después de su muerte, las cenizas de Shepard fueron enterradas en la cripta de la Catedral Nacional de Washington. La ceremonia fue presidida por el primer obispo episcopal abiertamente gay, Gene Robinson, y la obispo de Washington, la reverenda Marianne Edgar Budde. La suya fue la primera inhumación de cenizas de un civil en la catedral desde la de Helen Keller, 50 años antes. En ese mismo año, su archivo fotográfico memorial fue recibido por el Instituto Smithsoniano.
La vida de Matthew en la ficción
La vida, la muerte, el juicio y legado de Matthew Shepard han inspirado numerosas obras, películas, documentales y programas de televisión. Las más destacadas, son las películas televisivas “The Matthew Shepard Story” (2002), dirigida por Roger Spottiswoode y “The Laramie Project” (2002), dirigida por Moisés Kaufman. En 2009, Judy, su madre, publicó el libro biográfico titulado “The Meaning of Matthew: My Son’s Murder in Laramie, and a World Transformed”, mismo que aborda su pérdida, sus recuerdos familiares y el trágico evento que cambió la vida de los Shepard y de Estados Unidos.
Esta es la historia de Matthew Shepard y de cómo la tragedia que le quitó la vida, derivó en algo positivo y marcó un precedente legal en su país y en el mundo. Si, la vida de Matthew fue breve, pero su paso por este mundo no será olvidado nunca y su memoria está presente detrás de cada crimen de odio que sea castigado con justicia en su país y en el mundo entero.
LECTURA SUGERIDA:
*Judy Shepard: “The Meaning of Matthew: My Son’s Murder in Laramie, and a World Transformed”, Ed. Plume (2009).