La primera estrella latinoamericana en Hollywood fue un mexicano. Su nombre era Ramón Novarro. Conoce su esplendorosa carrera y su destino trágico.
Luis Miguel Romero
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No fue Antonio Banderas, ni Oscar Isaac, Andy García, Benicio del Toro o Diego Luna. Aunque muchos no lo sepan, la primera gran estrella masculina latina de Hollywood, brilló en los años 1920s y fue un mexicano. Su nombre fue Ramón Novarro. Este espacio está dedicado a recordar la vida y obra de esta mítica estrella del celuloide.
De Durango para el mundo
José Ramón Gil Samaniego nació en Durango, México el 6 de febrero de 1899. Fue uno de los trece hijos del Dr. Mariano Samaniego y de Leonor Pérez-Gavilán. Nació en el seno de una familia aristocrática. Era primo de las divas del Cine Mexicano Dolores del Río y Andrea Palma.
La Revolución Mexicana llevó a Ramón y su familia a instalarse en los Estados Unidos. En la década de los 19010s, Ramón comenzó a trabajar como modelo y bailarín. El evidente atractivo físico de Novarro (según los cánones de belleza masculina de la época), llamó la atención de la actriz Alice Terry, quien recomendó a Ramón con su marido, el cineasta Rex Ingram.
Los «Latin Lovers» de Hollywood
En ese momento, los Latin Lovers estaban en boga en Hollywood gracias al italiano Rudolph Valentino, quien había alcanzado gran éxito internacional realizando una serie de películas y personajes donde remarcaban su “exótica” belleza.
Ramón debuta en el cine hollywoodense en 1917 y fue publicitado ampliamente como “rival” de Valentino. Su apellido artístico lo tomó de un amigo llamado Gabriel Navarro, el abuelo del guitarrista estadounidense Dave Navarro.
Luego llegaron otros Latin Lovers a Hollywood, como Antonio Moreno o Gilbert Roland, pero el primero en rivalizar con Valentino fue Ramón.
Su fama se acrecentó cuando Valentino murió de peritonitis en 1926, pues Novarro fue nombrado su “legítimo sucesor”.
El sucesor de Valentino
Tuvo un éxito inaudito en Hollywood durante la década de los 1920s y principios de los 1930s. Actuó en películas como «The Prisioner of Zenda» (1922), «Ben-Hur» (1925), «The Student Prince» (1927), «Across to Singapore» (1928), «The Pagan» (1929), «Mata Hari» (1931), «The Barbarian» (1933) o «Laughing Boy» (1934), entre muchas otras más. Alternó con divas como Joan Crawford, Norma Shearer, Greta Garbo, Anna May Wong y Lupe Vélez.
Fue una de las pocas superestrellas del cine mudo hollywoodense en dar el paso al cine sonoro, aunque, al llegar el sonido a las películas, su fama disminuyó notablemente. Y es que el estereotipo de los «Latin Lovers» fue pasando de moda en Hollywood.
Además, Ramón se negó rotundamente a cederle el control de su carrera a los estudios, como sucedía con otros actores. En México sólo filmó la cinta «La Virgen que forjó una patria» (1942), donde interpretó a San Juan Diego.
Ya para la década de los 1940s, su fama se había dispersado y solo actuaba de manera esporádica, gozando de una generosa fortuna lograda por sus años de éxito y sabias inversiones en bienes raíces.
Lo que todo el mundo murmuraba, desde sus años de gloria, era sobre su homosexualidad. A pesar de los intentos de los estudios de “arreglarle” romances con diversas actrices y hasta de casarlo, Novarro se consolaba en los brazos del compositor Harry Partch o del publicista Herbert Howe (quien fue su pareja por varios años). Incluso se rumoró sobre una supuesta relación entre Novarro y Valentino en sus años de gloria y rivalidad.
Hay una leyenda urbana que dice que, el generoso Valentino, le obsequió a su apuesto amante un dildo art decó hecho de grafito y piedras preciosas. Sin embargo, Ramón era practicante ferviente de la fé católica. Según algunos de sus biógrafos, su sexualidad le provocaba un sentimiento de culpa y ansiedad.
La tragedia
Ramón Novarro todavía aparecía de forma esporádica en pequeños roles en películas y series de televisión. Pero su vida sería marcada por la tragedia.
En 1968, Novarro contrató los servicios de dos jóvenes trabajadores sexuales, los hermanos Paul y Tom Ferguson. Una vez en casa, un Novarro completamente ebrio, alardeó sobre su fortuna y mencionó una caja fuerte llena de dinero y joyas, despertando la avaricia de sus jóvenes amantes.
Los criminales en realidad no eran homosexuales, sino Gays for Pal. Al calor de las copas, se cuenta que Novarro tuvo relaciones con Paul, más cuando intentó besar en los labios a Tom, despertó en él una furia incontenible.
Ambos hermanos golpearon y torturaron brutalmente a Novarro quien, alcoholizado como se encontraba, pereció asfixiado con su propia sangre.
En el espejo del baño apareció la leyenda escrita con la sangre del actor:
«Las chicas son mejores que los maricas»
Lo peor para los asesinos es que en la caja fuerte solo hallaron un botín de 5000 dólares.
El macabro caso impactó al mundo. Los asesinos fueron capturados y sentenciados a largas condenas de prisión, pero fueron liberados rápidamente en circunstancias absurdas y poco claras. Ambos fueron arrestados tiempo después por otros delitos, e incluso cumplieron condenas más largas que por el terrible asesinato del actor.
Por supuesto la prensa amarillista se dio un festín y comenzaron a filtrarse todo tipo de historias acerca de la tragedia. La más grotesca fue aquella que decía que los criminales habían asfixiado a Novarro introduciéndole en la garganta el famoso consolador de grafito que Valentino le había obsequiado décadas atrás. Este horrendo y morboso cuento fue utilizado por el escritor Kenneth Anger en uno de los volúmenes de la saga de libros «Hollywood Babylon» (1975). Este autor es famoso por novelizar de una forma grotesca e infundada, muchas muertes trágicas de celebridades de Hollywood (como Lupe Vélez, Jayne Mainsfield o Marilyn Monroe).
Novarro en la cultura popular
Aunque su vida y tragedia han sido mencionada en series televisivas como «The Sopranos» o «Aquarius», resulta curioso que ningún cineasta de Hollywood o de otras industrias, se haya interesado en plasmar la historia de Ramón Novarro en una biopic. Sería un proyecto muy interesante. Pero no por el morbo de plasmar su brutal crimen, sino por abordar la forma en que se vivía (y se sufría) la homosexualidad en ese momento de la historia, entre el escándalo, la represión, el fanatismo religioso y la mentira, como si una sexualidad diversa definiera la calidad de un ser humano o de un histrión.
LECTURA SUGERIDA:
*Frank Javier García Berúmen: “Ramón Novarro: The Life and Films of the First Latino Hollywood Superstar”, Editorial Vantage Press, 2001.
*Allan R. Ellenberger: «Ramon Novarro: A Biography of the Silent Film Idol, 1899–1968, with a Filmography.» Editorial McFarland & Co., 1999.