Lo que parecía ser una celebración arcoíris terminó pintándose de pink washing.
Activistas del Movimiento por la Igualdad en México (MOVii) alzaron la voz tras el evento Sayulita Pride 2025, celebrado el 13 de junio, acusando al gobierno municipal de Bahía de Banderas de borrar con discursos oficiales lo que la comunidad construyó con lucha: el verdadero primer Pride de Sayulita, realizado en 2024 sin un solo peso público.
“No fue el primer Pride. No nos borren”, señalaron Manuel Lomelí y Sasa Sosa, activistas locales que vivieron ambos eventos.
Y es que en esta nueva edición, el Pride fue transformado en un show para influencers y celebridades, despolitizando el sentido original de las marchas: la memoria, la rabia, la protesta.
Pero el foco de la polémica no se detiene ahí. Claudia Angélica Díaz de Sandi Neuman, directora de Turismo del municipio, fue señalada por interrumpir consignas, subir el volumen de la música e incluso malgenerizar a quienes protestaban.
“Lo que hizo fue violencia simbólica desde el poder”, acusaron desde MOVii.
El caso más grave lo vivió Sebastián León, coordinador trans de MOVii, quien fue hostigado, empujado e intimidado por funcionarios mientras protestaba pacíficamente.
“Tuve que esconderme, dejar el megáfono, cambiar mi ropa. ¿Protestar nos tiene que costar la seguridad?”, dijo en una poderosa declaración.
Desde MOVii exigen respeto a la memoria histórica del Pride 2024, garantías reales para protestar, y que se investigue el actuar del funcionariado que intentó silenciar sus voces. Porque el orgullo no es para vender, es para resistir.
Y como bien dijeron: el Pride no es solo fiesta, es también memoria, protesta y dignidad.
