En 2020, Vega se convirtió en el primer jugador de básquet abiertamente gay en la historia del deporte argentino.
En una final cargada de tensión y emociones al límite, Boca Juniors se consagró bicampeón de la Liga Nacional de Básquet de Argentina tras vencer por la mínima a Instituto de Córdoba. Y en medio de la gloria deportiva, hubo un nombre que brilló por partida doble: Seba Vega.
Sebastián Vega no solo fue protagonista dentro de la cancha con 14 puntos decisivos y triples fundamentales, sino que también reafirmó su lugar como un símbolo de inclusión y visibilidad en el deporte profesional. Desde que decidió hacer pública su orientación sexual en 2020, Vega se convirtió en el primer jugador de básquet abiertamente gay en la historia del deporte argentino, un gesto que rompió barreras en una disciplina marcada por el machismo y el conservadurismo.
Su actuación en la final fue determinante, tanto por su energía defensiva como por su temple en los momentos más críticos del partido.
El impacto de Seba Vega va más allá de los tableros y los vestuarios. Su carrera representa un camino de resiliencia, talento y coraje silencioso. En cada juego, su presencia refuerza un mensaje poderoso: en el alto rendimiento también hay espacio para la diversidad, la autenticidad y el orgullo.
Para Boca, el título significó una nueva página dorada en su historia deportiva. Para Vega, fue la confirmación de que la visibilidad no es un obstáculo, sino una fuerza que impulsa. Su triunfo, en lo colectivo y en lo personal, es una celebración para todo el deporte argentino y para quienes todavía sueñan con competir sin tener que ocultarse.
