Se manifestaron debido a los estragos económicos ocasionados por el cierre de hoteles y moteles en la Ciudad de México debido al COVID-19.
¡Hijas! Un grupo de mujeres trabajadoras sexuales que laboran en las calles de la Ciudad de Méxicose manifestaron en el Zócalo de la Ciudad de México. “Respeto total al trabajo sexual” gritaban mientras recorrían las calles de la alcaldía Cuahutémoc. La marcha se llevó a cabo para demandar el cese del hostigamiento por parte de las autoridades y grupos de la delincuencia organizada. De igual forma, exigieron que se respetaran los puntos de la ciudad donde laboran.
“Las calles en la vía pública están llenas de trabajo sexual, no vamos a permitir que ni los vendedores ambulantes, ni la policía ni las alcaldías quieran recorrerlas a zonas separadas o al pago de impuestos”, externó una de las manifestantes del contingente.
Con la llegada de la pandemia, cientos de mujeres trabajadoras sexuales tuvieron que padecer económicamente los estragos del cierre de hoteles y moteles de la Ciudad de México.Debido a que no se considera al trabajo sexual como un trabajo no asalariado, las trabajadoras sexuales no pueden laborar en sus casas o departamentos, ya que este se considera como delito de lenocinio, es decir, delito por lucrar con el cuerpo.
Diversas organizaciones sociales, entre ellas la Alianza Mexicana de Trabajadoras Sexuales (AMETS), realizó colectas monetarias para poder proveer de despensas y de dinero a las trabajadoras sexuales que se quedaron sin ingreso ni trabajo con la llegada de la pandemia.
Según la antropóloga Martha Lamas, analizar la situación de las trabajadoras sexuales, conlleva una distinción en el uno de conceptos como lo son la trata, la prostitución y el trabajo sexual. Como forma de distinguir a las poblaciones, la antropóloga propone la distinción entre trata y trabajo sexual/ prostitución.
En este sentido, toda persona que sea obligada a prostituirse entraría dentro de la categoría de trata de personas. Por otra parte, las trabajadoras sexuales serían aquellas mujeres que debido a la precariedad laboral y falta de oportunidades laborales, decidieron que la prostitución era una buena manera de obtener ingresos económicos.
El trabajo sexual en este sentido, pone a las mujeres en la necesidad de ser visibilizadas por políticas públicas y las autoridades correspondientes. Al no ser catalogadas como trabajadoras no asalariadas, no pueden acceder a derechos laborales, mismos que contemplan la mayoría de edad, el poder laborar en un lugar cerrado -necesario para que las trabajadoras puedan optar trabajar en el interior de sus casas durante la pandemia-, tener acceso a servicios médicos y poder avalar sus ingresos económicos en caso de necesitar algún tipo de ayuda económica.
Según el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), en la Ciudad de México, el 49.6% de las trabajadoras sexuales son mujeres cis y el 42.9% son mujeres trans. Del 100% de estas trabajadoras sexuales, 64.9% han sido violentadas por alguna autoridad durante sus jornadas laborales, además de que el 75.8% de ellas han declarado necesitar algún tipo de atención médica.
La falta de derechos laborales y apoyos gubernamentales sitúa a las trabajadoras sexuales como poblaciones sin derechos civiles.Asimismo, con la llegada de la pandemia y el desempleo, el número de trabajadoras sexuales en la vía pública se ha duplicado, dejando en situación de vulneración a muchas más mujeres.
Según el Observatorio de Género y COVID-19, el Gobierno de la Ciudad de México se comprometió a dar un apoyo económico a las trabajadoras sexuales de por lo menos tres meses, no obstante sólo se otorgó un apoyo emergente con mil pesos de los 2 mil 600 prometidos. Aunado a esto, el gobierno capitalino se comprometió a entregar 300 despensas, acción que sólo se llevó a cabo una vez durante toda la pandemia.