Inicio ¡Sexcándala! Voyeurismo: ¿por qué nos gusta mirar?

Voyeurismo: ¿por qué nos gusta mirar?

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Foto Pinterest

Manaaaaaaas, una las fantasías sexuales más comunes que tienen las personas es mantener sexo en lugares públicos. El peligro de ser descubierto en cualquier momento es lo que alimenta la mayoría de las fantasías: en el coche, en el ascensor, en un baño público… ¡Todo lugar es viable para alimentar el morbo!

Además, detrás de esa emoción por el riesgo de ser descubierto se esconde otro componente que completa la fantasía sexual: el gusto por observar y ser observado.

El anhelo de ver a otras personas en contextos sexuales es muy frecuente pues, a fin de cuentas, el consumo de pornografía no es más que eso: observar a otros practicando sexo.

El sexting, otra costumbre que consiste en compartir fotos y vídeos sexualmente explícitos a través del teléfono móvil, es otra actividad muy extendida y mucho más habitual de lo que parece que nos demuestra que, efectivamente, nos gusta mucho mirar.

Aunque las figuras del voyeur y del exhibicionista han estado clásicamente asociadas con comportamientos perversos, lo cierto es que, en cierta medida, todos disfrutamos mirando. Siempre que no se convierta en una patología y se haga con el consentimiento de todos los participantes, no hay nada de malo ni anómalo en superar barreras y lanzarse a este mundo.

El voyeurismo se puede practicar solo y acompañado: muchas parejas liberales disfrutan observando a otros, o ver como su pareja mantiene relaciones sexuales con otra persona.

Gracias a internet y las redes sociales, el voyeurismo se puede practicar cómodamente desde casa, basta encontrar canales seguros donde disfrutarlo en un entorno de confianza y respeto.

Así que hija, ya sabes que no tiene nada malo mirar, es parte de la naturaleza del ser humano y mientras todo se haga consensuado no hay problema, a disfrutar de la sexualidad.