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El origen de la Marcha LGBT+ de la Ciudad de México

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Todos celebramos, todos festejamos, todos alzamos la voz, pero, ¿Cómo inició la Marcha LGBT+ de la Ciudad de México?

Luis Miguel Romero
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El mes de junio es conocido como el Mes del Orgullo LGBT+. Esta celebración tiene un impacto internacional. Sentirse orgulloso de una orientación o identidad sexual es algo que debería de conmemorarse los 365 días del año, pero se agradece que, en este mes del año, el colectivo tenga una mayor visibilidad y la voz suene con más fuerza que en otras épocas.

La convocatoria que tiene la Marcha del Orgullo LGBT+ de la Ciudad de México, hoy en día, alcanza niveles sorprendentes.

Además, tiene un carácter más heterogéneo e incluyente. A ella acude gente de todas las edades, identidades y orientaciones sexuales, credos y condiciones sociales.

El crisol

Todo comenzó en 1971. El despido injustificado de un empleado de una tienda departamental de la capital mexicana debido a su orientación sexual, generó una serie de protestas y movilizaciones entre los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Entre los manifestantes se encontraban el escritor Carlos Monsiváis, la escritora, locutora y directora de teatro y cine Nancy Cárdenas, el también escritor y activista Luis González de Alba y el activista y luchador social Juan Jacobo Hernández.

Surgió entonces la conformación del Frente de Liberación Homosexual de México (FLH), la primera asociación de acción social y política que abogó por los derechos de las personas LGBT+ en el país.

Nancy Cárdenas
Nancy Cárdenas

Cabe mencionar que lxs cuatro personajes previamente señalados son recordados no solo por sus numerosos talentos y aportaciones culturales al país, sino también por ser de las primeras figuras públicas mexicanas en aceptar sin tapujos su condición sexual. En 1975, ellos publicaron para la revista “Siempre!”, el primer manifiesto mexicano en defensa de los homosexuales.

Eventualmente surgen otras organizaciones civiles LGBT+, tales como SEXPOL (grupo creado por el activista Antonio Cué en 1975 y enfocado a estudios e investigación en torno a la sexualidad y la política); Ákratas (1975), Lesbos (1977) y OIKABETH (Movimiento Lésbico Feminista de México, 1978). Estos dos últimos grupos pertenecían al colectivo lésbico y fueron dirigidos por la activista lesbo-feminista Yan María Yaoyólotl Castro.

La primera marcha

Carlos Monsiváis

Cárdenas y Monsiváis firmaron un documento donde se reclamaba abiertamente al gobierno y a la sociedad, la discriminación que vivía el colectivo. Este documento fue la base para que, en 1978, se fundara el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR). Este basaba su trabajo en la disidencia y su apartidismo político y tenía entre sus filas también a Juan Jacobo Hernández. Este frente exigía el cese de la violencia y también que se reconociera públicamente que la diversidad sexual no es una enfermedad mental ni una perversión.

Luis González de Alba

En junio de ese año, el Frente participó en una marcha para apoyar a la Revolución Cubana y también para conmemorar una década del Movimiento Estudiantil de Tlatelolco. Sin pretenderlo, estaban haciendo historia: por primera vez un grupo de manifestantes LGBT+ protestaba abiertamente en las calles de la capital mexicana. Y es que las marchas a favor de la diversidad sexual ya habían comenzado en otros países. En los Estados Unidos se efectuaban desde inicios de los 1970’s en ciudades como Nueva York y Los Ángeles a partir de los Disturbios de Stonewall en 1969.

Un año después, en 1979, el grupo decidió desfilar por las calles, ahora si para exigir el respeto y la dignificación de la diversidad sexual. A este grupo se unió otro frente: el Grupo Lambda de Liberación Sexual, fundado por la escritora Claudia Hinojosa.

La marcha toma nuevos aires

Juan Jacobo Hernández

Los años 1980’s fueron muy impactantes para la comunidad debido a la aparición y proliferación del VIH / SIDA. Durante esta década, la Marcha también propagó información y campañas preventivas contra la enfermedad. En 1982 se fundó también la Semana de la Cultura Gay, donde se promovían actividades culturales y se brindaba información acerca de temas de interés LGBT+.

Por fortuna, ya en los 1990’s, el gobierno comenzó a involucrarse de forma más activa en apoyar a la marcha y en difundir campañas de salud para prevenir el VIH / SIDA y otras ETS e ITS. También comienzan a aparecer otras marchas similares en otras metrópolis de la República Mexicana.

El presente: un evento masivo con gran cobertura mediática 

Para el inicio del siglo XXI, la Marcha fue tomando más fuerza y representación mediática. Por primera vez, en la década de los 2000s, familias, tanto hetero como homoparentales, comenzaron a desfilar en los contingentes. Otros grupos del colectivo, como las drag queens y las poblaciones queer, y no binaries comenzaron a tener mayor presencia en el evento. Por supuesto ha habido intentos muy persistentes de politizar la Marcha, lo cual representa una de las mayores luchas de los activistas. Se debe de mantener la autonomía y neutralidad de la Marcha.

El resto es historia. Hoy en día, la Marcha del Orgullo LGBT+ en la Ciudad de México es un evento masivo, con patrocinadores, artistas invitados y una gran cobertura mediática. Desde los albores de la tercera década del siglo XXI, muchxs activistas y líderes de opinión del colectivo están pugnando por retomar el carácter civil del magno evento, así como también por acabar con los nidos de corrupción que han permeado en los comités organizadores.

Preservemos y honremos nuestra Historia LGBT+

No está mal divertirse, celebrar, “ligar” y “destramparse”, pero no debemos de olvidar por ningún motivo el objetivo fundamental de la marcha. Este consiste en hacer notar la presencia del colectivo LGBT+ en la sociedad, defender y exigir derechos, asumir responsabilidades y obligaciones, expresar y alabar la aportación cultural de la misma a la sociedad y luchar en favor de leyes y reformas que velen por el bienestar de la comunidad.

Una obligación fundamental del colectivo LGBT+ es conocer y preservar su Historia. Debemos honrar a aquellos que plantaron la semilla de la libertad y que quede un registro tangible de aquellas situaciones, personajes y lugares que forman parte no solo de la historia y cultura LGBT+, sino también de la historia y cultura de un país entero, la sociedad y la humanidad en general.

LECTURA SUGERIDA:

*Norma Mogrovejo: «Un amor que se atrevió a decir su nombre: la lucha de las lesbianas y su relación con los movimientos homosexual y feminista en América Latina», Ed. Plaza y Valdéz, 2000.

*Michael K. Schussler / Miguel Capistrán: «México se escribe con J: Una historia de la cultura gay. Edición corregida y aumentada», Ed. Penguin Random House Grupo Editorial México, 2018