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Desde San Blas para el mundo. «La mala costumbre» una historia de resistencia trans

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Alana S. Portero, llega al podio de las letras trans con «La mala costumbre» (Seix Barral 2024)

Gabriel Gutiérrez García X @GabrielGtzg

Una novela híbrida con toques de crónica y autobiografía que transcurre desde la infancia en una familia de clase media en la España postfranquista, hasta la afirmación de una mujer trans. Ella siempre supo quién era, pero se negó a aceptarlo por el miedo de acabar como Margarita, su vecina trans, quien se partió el alma siendo puta. Margarita había ganado respeto a pulso, pero su fortaleza era frágil como un castillo de naipes cuando la homofobia se hacía presente.

Un departamento en un edificio de San Blas, uno de los barrios de clase media de Madrid, rodeado de obreros, drogadictos, jubilados e infancias sin futuro, es un caldo de cultivo para historias que, aunque parecen sacadas de cuentos de terror, resultan aún más espeluznantes al saberse reales.

El barrio y sus vecinos

Personajes como ‘La Peluca’, Gemita y su abusivo padre ‘Barba Azul’, Saúl, la loquita bulleado, Margarita y su madre, la Reme, y Sebastián forman parte de ese barrio. Mientras tanto, la protagonista de la novela se escapaba al baño del departamento para ponerse color en los labios, descubriéndose a sí misma día a día.

«La mala costumbre» se acompaña de la música de Madonna, Whitney Houston, Radio Futura, Rick Astley, U2, y por supuesto, de las canciones de La Jurado, La Pantoja, Los Panchos, Camilo Sesto y Boy George.

El primer amor

Se llamaba Jay y le dio su lugar. Los primeros amores así como llegan se van pero dejan huellas como asteroides en la Luna.

Antonio, Chueca, el «Figueroa» y el SIDA

Alana retrata el ‘Figueroa’ de Chueca, un lugar que, según la leyenda, fue el primer punto de encuentro para los maricones de esa época. Allí conocerá a Antonio, un dependiente comprometido con su gente, su clientela y su familia, todos arrasados por el SIDA, que empezaba a destruir a todo aquel que se le ponía enfrente. 

Sempre. Solo sempre

‘La mala costumbre’, nos lleva a tocar fondo y a resurgir. Sin dramatismo ni sueños rosas, pero con golpes, violencias (en plural) y una reafirmación contundente.

Así Alana se une a las mexicanas Evolet Aceves y su «Tapizado corazón de orquídeas negras» (Tusquets) y Alexandra R. de Ruiz «Crucé la frontera en tacones» (Egales) y obviamente a la argentina Camila Sosa Villada («Las malas», «Soy una tonta por quererte», «Tesis sobre una domesticación» (Tusquets).

Mujeres escritoras trans que le han regalado a su público letras cargadas de fuerza, dolor, rabia, impotencia, fragilidad, resistencia, resiliencia y amor a la vida de una manera contundente, mujeres escritoras de letras trans que han tomado su lugar con sus historias y que nos hacen adictos a sus libros.