Recordando a Frede «La Reina de las Lesbianas» de París y una de las grandes seductoras del siglo XX.
Luis Miguel Romero
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A mediados del siglo XX, hubo una reina en las bohemias del París de noche. En torno a este singular personaje, se han creado un sinnúmero de historias. En ellas, la realidad se mezcla con la fantasía, convirtiéndose así en un auténtico mito. Esta mujer fue, sin duda, una de las seductoras más destacadas de su tiempo. Sin más preámbulo, en este espacio, hablaremos de la fabulosa Frede.
Suzanne Jeanne Baulé nació en París, Francia el 8 de noviembre de 1914. Era hija de un agente de seguros y de una decoradora. Estudió en la École Duperré de París, una de las academias de arte más prestigiosas de Francia. Tras graduarse, trabajó como pintora y decoradora de sets del mítico Folies Bergere, uno de los cabarets y centros nocturnos más famosos de la historia. En 1936, fue contratada como presentadora en Monocle, una famosa discoteca de corte lésbico. De hecho, esta fue una de las primeras que existieron en todo el mundo. Fue allí donde comenzó a referirse a si misma con el seudónimo de Frede.
Frede era abiertamente lesbiana y gustaba de utilizar atuendos masculinos, lo que le otorgaba una apariencia más bien andrógina. Según cuentan crónicas y relatos (y según lo que dejan ver las imágenes que la retratan), poseía una gran belleza, fuerte personalidad y un magnetismo erótico muy especial.
Nunca ocultó su orientación sexual y su gusto por vestir como hombre. De hecho, decían que vestía mejor que cualquier caballero. Frede portaba trajes, smokings, fracs, corbatas, sombreros de copa y fumaba cigarrillos de forma masculina. Socialmente Frede se comportaba y llevaba una vida de hombre, aunque siempre se refirió a ella en femenino, por lo que no se le puede considerar oficialmente como un hombre trans. Probablemente lo fuera pero, lo interesante del caso, es que fue una de las pocas valientes del mundo de la época que asumió su sexualidad con libertad, sin tapujos ni prejuicios sociales.
Frede se volvió famosa en el círculo de los cabarets y centros nocturnos parisinos, no solo por su atractivo físico y personalidad, sino también por la libertad que brindaba a su círculo social en los recintos donde laboraba, conformado principalmente por mujeres lesbianas.
Fue en Monocle, donde Frede conoció a la mítica diva alemana y estrella de Hollywood Marlene Dietrich. Frede y Dietrich vivieron un apasionado romance que se prolongó por varios años y mantuvieron una amistad de más de tres décadas. Fue con el apoyo de Dietrich que Frede deja Monocle y abre su propio cabaret llamado La Silohuette, en 1938. Por desgracia, la Segunda Guerra Mundial lleva a Frede a abandonar París. Se mudó a Biarritz, donde fundó el centro nocturno Le Touch-Wood, en sociedad con Germaine Dupuy, su entonces compañera sentimental.
Al concluir la guerra, Frede volvió a París. En 1948, fue contratada como anfitriona en el mítico Carroll’s, uno de los cabarets más lujosos que han existido en el mundo, ubicado en plena Avenida Campos Elíseos. Durante años, Carroll’s tuvo entre su clientela a las más grandes personalidades del espectáculo, la política, la alta sociedad y la nobleza.
Frede rompió esquemas como anfitriona del recinto, pues permitió que las mujeres bailaran entre ellas sin mayor problema (algo que en esa época estaba penado por la ley francesa). Bajo su dirección Carroll’s se llenó de estrellas noche tras noche. Algunos de los artistas que formaban parte de la clientela habitual grabaron un disco en 1959, titulado «Une soirée exceptionnelle au Carroll’s présentée par Frede» («Una velada excepcional en Carroll’s presentada por Frede»).
Ya para 1960, la fama de Frede había declinado, y el propietario de Carroll’s vendió la propiedad al actor Francois Patrice, que despidió a Frede y re-nombro a Carroll’s como La Licorine. Frede y su socia, la estadounidense Miki Leff, fundan entonces un cabaret que emula la gloria del viejo Carroll’s llamado Le Carroll’s. El centro nocturno funcionó hasta 1970, cuando una Frede enferma y cansada, decide retirarse de la vida pública y se retira a vivir su ancianidad en una casa de campo ubicada en Mareil-Le-Guyon.
Los amores de Frede
No se puede pasar de largo la agitada vida sentimental de Frede. Es recordada como una de las grandes seductoras de la época. Además de Marlene Dietrich, Frede también tuvo un apasionado romance con la escritora estadounidense de novelas eróticas Anais Nin. Otra de sus conquistas fue la actriz rumano-francesa Lana Marconi y la princesa rusa Zina Rachewsky, quién luego de ser abandonada por Frede, intentó suicidarse y terminó por convertirse en monja tibetana.
María Félix, La Doña, gran diva del Cine Mexicano, también cayó rendida ante los encantos de Frede y sostuvieron un apasionado romance a mediados de los 1950s. Prueba de ese romance fue una pintura de Leonor Fini que representaba una planta con dos flores, una con el rostro de La Doña y otra con el de Frede.
Cuando su romance concluyó, La Doña demandó a Frede y la despojó de la pintura y de las joyas que le había regalado. Luego le pidió a Fini que borrara el rostro de Frede de la pintura y lo reemplazara por otro de ella misma.
La actriz mexicana Silvia Pinal cuenta en una anécdota que ella conoció a Frede en un viaje a París a fines de los 1950s. Silvia asistió al cabaret presidido por Frede y esta le pidió enviarle un mensaje a María creyendo que eran amigas cercanas:
«¿Eres mexicana? ¿Tu conoces a María? Si la ves, dile que has estado aquí y que yo te he tratado muy bien».
Frede también fue musa e inspiración del escritor francés Patrick Modiano (cuya madre conoció y trató a Frede). Ella es uno de los personajes principales de su novela «Recuerdo».
A pesar de la fama y gloria social y romántica que le acompañó en sus años de esplendor, la mítica Frede pasó sus últimos años en su casa de campo aquejada por la leucemia. Murió el 13 de febrero de 1976 a causa de esa enfermedad. Sus restos reposan en el cementerio de Mareil-le-Guyon.
Frede: Incuestionable ícono lésbico
La existencia de personas como Frede, que llevaron una vida libre, sin tapujos ante una sociedad muy cerrada en temas de la diversidad sexual, es valorada muchísimo en un presente donde se ha alcanzado una libertad enorme en gran parte del mundo en temas de identidad sexual. Estas personas fueron las que labraron la tierra y marcaron la pauta de una nueva generación, que hoy en día goza de los frutos. Por eso, en este espacio, honramos su legado.
LECTURA SUGERIDA:
*Denis Cosnard: “Frede: Belle de Nuit” (2017) Ed, Les Equateurs