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Ada Trillo y el arte como medio de visibilidad

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El arte de Ada presenta una narrativa visual que desafía los estereotipos y revela las duras realidades de la xenofobia, el racismo y el clasismo.

Luis Miguel Romero
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Ada Trillo es originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua. Solo con mencionar su ciudad de origen, se entiende el por qué el tema de la migración entre México y los Estados Unidos, ha formado parte de su realidad.

Ser una niña queer que creció en la década de los 1980s, en una ciudad machista y regida por la heteronorma, le ayudó también a empatizar con aquellos grupos vulnerables de la sociedad.

La mujer que ayudó en su cuidado cuando era niña, era una inmigrante centroamericana. Fue a través de ella que Ada conoció, de una manera más cercana, la compleja realidad que viven las personas migrantes.

Formada académicamente en el Instituto Marangoni de Milán y la Drexel University de Filadelfia, hoy en día, Ada se ha consolidado como una fotógrafa de gran renombre internacional. Su primer acercamiento con el arte, fue a través de la pintura. Posteriormente encontró en la fotografía un vehículo ideal para poder plasmar un discurso a través del arte.

Ada, quien radica en los Estados Unidos, fue testigo de los horrores a los que se enfrentaron los inmigrantes durante la administración presidencial de Donald Trump (2016-2020). Aquellas terribles imágenes de niñxs separados de sus progenitores, personas encerradas en jaulas y mil horrores más, hacen imposible no encontrar un paralelismo con lo que vivió Alemania durante el régimen nazi.

La Caravana del Diablo

Esta terrible realidad llevó a  Ada a tomar su cámara y documentar detalladamente el recorrido de una caravana de migrantes centroamericanos. De allí se recopila todo el material que compone «La Caravana del Diablo: On the Run from the Northern Triangle to America», su primera monografía, publicada en los Países Bajos en 2021. Fueron siete años documentando el peregrinar de esas miles de almas y la cruda realidad que viven en uno de los lugares más crueles y violentos del planeta: la frontera entre México y los Estados Unidos.

Durante esos años de trabajo, Ada descubrió otras realidades y problemáticas que se viven dentro de la migración entre naciones. Una de ellas es la diversidad sexual. Entre los contingentes de migrantes que recorren México en busca del «American Dream», también existe una comunidad LGBT+ completamente ignorada.

La comunidad LGBT+ migrante

Y esta comunidad LGBT+ migrante, es una de las que llevan la peor parte en este peregrinar. No solamente tienen que salir de su país por la violencia y discriminación que enfrentan, incluso en el mismo seno familiar, sino que también son vulnerables a burlas, agresiones y abusos de todo tipo en las caravanas migratorias.

Debido a su vulnerabilidad, muchxs integrantes de la comunidad LGBT+ migrante se aceran a programas para refugiados y asilo político. Huyen de sus patrias no solo abrumados por la pobreza, violencia o falta de oportunidades, sino también por la discriminación y agresiones de odio.

Por desgracia, pese a que los programas de refugiados existen, acceder a ellos es extremadamente complicado, lleno de trámites burocráticos y LGBT+fobia interna. Es decir, en ese proceso también se vive una violencia institucional.

Además, estos grupos vulnerables de las caravanas migrantes, tiene muy pocos espacios a los cuales acudir mientras esperan resolución a su situación migratoria. En Tijuana existen espacios como Casa Mariposa. En otras ciudades existen también albergues que maneja la Iglesia Católica. En ellos, por obvias razones, la diversidad sexual es recibida con hostilidad. Increíblemente, Juárez y otras importantes ciudades fronterizas, carecen por completo de lugares y grupos de apoyo a la comunidad. LGBT+ migrante.

Un caso que marcó profundamente a Ada fue el de Fer Martínez un chico trans que huyó de su patria por violencia y agresiones de odio por su identidad de género. Fer aspiraba a ser parte del programa de refugiados. Pero la administración de Trump, visiblemente LGBT+fóbica, llenó de trabas estos programas. Fer fue regresado a su país, en donde fue asesinado, víctima de un crimen de odio.

Fer Martínez

El arte como medio de activismo

Esta y otras muchas historias llevaron a Ada a enfocar su proyecto artístico en darle voz a estas minorías ignoradas e invisibilizadas por la sociedad.

Desde luego, en medio de historias tan trágicas y un panorama desalentador, Ada también encontró gente buena. La bondad en la gente, aún en situaciones y ambientes tan hostiles, es un factor que llamó su atención y le conmovió. Porque en medio de tanta tragedia, las buenas acciones pasan a segundo término. Y es importante que estas también salgan a la luz,  con la misma resonancia que las cosas negativas. Es un enorme y necesario rayo de esperanza ante la tragedia.

Ada también ha estado en Ucrania. Llegó al país en 2022, tan solo dos semanas después del estallido del conflicto bélico con Rusia, justamente también para captar y documentar el peregrinar de los migrantes ucranianos que huyeron a Polonia por el horror de la guerra.  Fue testigo de la terrible Masacre de Bucha. Ada lo recuerda como una de los momentos más complejos en su carrera.

El reconocimiento y prestigio de Ada alrededor del mundo.

Evidentemente, el arte de Ada no ha pasado desapercibido en el mundo. Recientemente, fue honrada con la prestigiosa beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, consolidando su trabajo como un testimonio conmovedor de las realidades que enfrentan las comunidades LGBT+ y migrantes hoy en día.

Como miembro activo de The Diversify Photo Community, Ada utiliza su talento para dar visibilidad a historias marginadas y promover un cambio real. Su labor ha sido ampliamente destacada en publicaciones como The Guardian, Vogue o la Smithsonian Magazine.

Sus exposiciones han recorrido museos y galerías en Nueva York, Filadelfia, Luxemburgo, Reino Unido, Italia, Alemania y Japón. Su obra también forma parte de colecciones permanentes en instituciones como la Biblioteca del Congreso, el Museo de Arte de Filadelfia, el Museo de Bellas Artes de Houston y el Museo de Arte de Cleveland.

Ada también ha recibido numerosas becas, entre ellas la del Pew Center for Arts & Heritage en 2022 y la Me & Eve del Center of Photographic Arts de Santa Fe. Su trabajo también ha sido galardonado con premios como el Female In Focus (2020) y el el Canon del Eddie Adams Workshop (2022).

Cabe destacar que las becas, obviamente, han sido un valioso recurso para la labor de Ada. Sin embargo, fuera de estos estímulos, Ada financía sus propios proyectos.

¿Y en México cuándo?

Aunque parezca increíble, Ada nunca ha expuesto su arte en México. ¿Las razones? Ella misma afirma no tenerlas claras. Es imposible pensar que su arte no pueda despertar interés en uno de los epicentros de todo este tema que ha documentado y visibilizado por tantos años. O tal vez justamente, hay sectores que prefieren hacer «oídos sordos» ante esta situación. Ada ha declarado:

«A mi lo que me importa es el arte y transmitir a través de ella, dar visibilidad. No me importa presentarme en una pequeña cafetería o improvisando en la calle».

El arte y la enorme labor social de Ada, con esa brutal expresión, es digna de apreciarse, reconocerse, visibilizarse y también de agradecer. Alcemos la voz y esperemos que, a corto plazo, el trabajo de Ada también lo podamos apreciar en México, y con toda la magnitud que se merece.

Ada Trillo no solo captura la realidad, la transforma. Su obra, que une en lugar de dividir, sigue desafiando las normas establecidas y contribuyendo al diálogo global sobre justicia social y derechos humanos:

«Mi obra es un homenaje a quienes ya no están con nosotros y amplifica las voces de quienes aún luchan»