Hoy vamos a hablar un poquito sobre la identidad de género y las personas trans.
Sabias que nuestra identidad de género no sólo está determinada por procesos biológicos, sino también por factores pisco-sociales y en la manera en cómo cada uno de nosotres se percibe, sí como hombres, como mujeres o como ninguno de los dos.
La sociedad se ha quedado corta en el reconocimiento del desarrollo de todas las identidades. A lo largo de la historia hemos asignado roles y expectativas de género de acuerdo con el sexo asignado al nacer, mismo que se determina en función de lo que tenemos entre las piernas.
Esto sin considerar todo lo que podemos vivir, sentir o experimentar a lo largo de nuestra vida.
Ojo, aunque en efecto, se nos haga más lógico asignar roles y expectativas de acuerdo con nuestros genitales. Lo cierto es que no todas las personas que nacieron con vulva se identifican como mujeres, ni todas las personas que nacieron con pene, se identifican como hombres.
De hecho, hay personas que no se identifican en ninguna de estas categorías y se viven fuera de este binarismo de género. Quizás te sea difícil comprender estas vivencias, pero esto no significa que no sean válidas, de hecho, son tan válidas como la tuya.
El problema está en que muchas personas al no comprender esto, creen que pueden señalar, ridiculizar, discriminar e incluso violentar a las personas trans.
De hecho, hay personas que, aún con información, se resisten a reconocer y respetar estas experiencias y promueven de manera proactiva discursos y prácticas de odio.
¡La transfobia no es cuento que nos inventamos las personas trans, es algo que vivimos todos los días en contextos que deberían ser espacios seguros para nosotres la escuela, la familia, el trabajo y la sociedad en general!
El no reconocer estas identidades tiene un fuerte impacto en los proyectos de vida de las personas trans. Porque sin el derecho a un nombre propio, a una identidad, no pueden acceder a aspectos de la vida tan esenciales como servicios de salud, educación u oportunidades laborales.
Por todo esto es importantísimo que todes luchemos y reconozcamos los derechos de las personas trans. No importa si no eres una persona trans. Recuerda que no necesitamos ser la causa para defenderla.
No basta sólo con NO ser transfóbico. Si eres testigo de un acto de transfobia hay que alzar la voz y denunciarla: ¡Recuerda que la transfobia NO se debate, se combate!
Apostemos a mundos más vivibles y habitables para todes, sin importar a quien amemos, como nos identifiquemos o como nos veamos.
El valor de las personas no se encuentra en su cuerpo, identidad o genitales, ¡sino en el amor y la libertad que compartamos con les demás! ¡Por eso hoy más que nunca, yo me amo trans!
