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«Emilia Pérez» y la hipocresía mexicana: el arte que incomoda a un país

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«Emilia Pérez« está por estrenarse en México y, aunque millones de personas no la han visto, varios cientos de miles ya la han clasificado, colgado, estigmatizado, vetado y cancelado previamente.

X @gabrielgtzg

Tal vez eso se deba a que varios de esos miles son consumidores de piratería, o tal vez sea porque Emilia Pérez les pica la cresta de la ignorancia, la xenofobia y el rechazo absoluto que tenemos los mexicanos a que nos digan verdades que usualmente duelen, o como decían las abuelitas: «no pecan, pero incomodan».

Nos ofende muchísimo que se hable de México como un país de narcos, donde el crimen impera, la corrupción más, y las desapariciones son cosa de todos los días. Nos ofende más, claro, si eso se retrata en una película musical hecha en Francia, con vestidos de Yves Saint Laurent y con actuaciones de mujeres dominicanas, estadounidenses y españolas. No importa nada que una de las protagonistas, quien interpreta un personaje vital dentro de la trama, Adriana Paz, sea mexicana. ¡Esa película tiene que ser cancelada! Es más, le tienen que quitar todos los 62 premios que ha recibido, declarar a Karla Sofía Gascón (Manitas/Emilia Pérez) persona non grata en México y, de paso, pedirle a Santa Clos que no le traiga nada por ser una vieja churpia.

Ese ¿Cómo se atreve ese director francés a tocar un tema tan serio y tan doloroso para México? suena a lo que muchas personas dijeron en los años 50 del siglo XX sobre la película Los olvidados de ese pinche gachupín Luis Buñuel.

¿Es transfobia o algo más?

No he mencionado que Emilia Pérez, el personaje principal de la cinta dirigida por Jacques Audiard, es una mujer trans y que es interpretada por la actriz también trans Karla Sofía Gascón. Algunas personas piensan que el odio a Emilia Pérez no es otra cosa que transfobia. No lo creo así. Si ese fuera el caso, Wendy Guevara o sus compinches de Las Perdidas no tendrían tanta fama, tantos seguidores, ni Wendy habría ganado el bodrio de programa que ganó.

No, no es transfobia lo que genera Emilia Pérez. Es racismo y xenofobia pura y dura. (Y no es que Karla Sofía Gascón sea una perita en dulce; la actriz ha hecho declaraciones impertinentes y ha tenido actitudes insufribles, pero es actriz, le está yendo bien y está en su momento. Dejemos que el tiempo haga lo suyo y se le baje lo pagada de sí misma —o no—, que al final, a las actrices eso se les da).

A los que rechazan Emilia Pérez les enerva que la protagonista sea española; se quieren enredar en la bandera y, ahora con más razón, pedirle a España que pida perdón. Les molesta que Selena Gomez no hable bien español (y no, no lo habla bien), como tampoco lo hacen millones de mexicanos nacidos en Estados Unidos. Y si no, recordemos cómo le fue a Armando, integrante del grupo Yahritza y su Esencia, cuando dijo que «él solo comía chicken«.

Los que critican a Emilia Pérez porque aborda el doloroso tema de las personas desaparecidas en México son las mismas personas que no han ido a ver películas mexicanas que tratan ese tema, porque prefieren producciones estadounidenses o cine mexicano lleno de clichés (pero eso sí, bien incluyente), como El candidato honesto. Películas que aborden todos los temas, menos la realidad. «Para ver la realidad mejor veo los noticieros«, dijo un amigo cuando le propuse ir a ver una película mexicana.

La incomodidad de vernos al espejo

Los mexicanos siempre hemos tenido problemas con los espejos. Y con los extranjeros, más.

No soportamos a los indios de México (por eso no les decimos indios, sino pueblos originarios o, en su caso, indígenas). Y menos soportamos que un francés haga una película de ficción imaginada en México.

El cine es, en esencia, arte, y todo intento de censura al arte debe levantar las cejas. Solo el intolerante, el fascista, censura el arte.

Nadie obliga a nadie a ir a las salas de cine y comprar un boleto para ver Emilia Pérez. Lamento mucho que Eugenio Derbez haya tenido que salir a disculparse por lo opinado. Creo firmemente en la libertad de expresión y en la libertad de defender lo que se piensa y se dice. Creo firmemente también en la libertad creativa, esa que las y los creadores utilizan para plasmar sus imaginaciones e ideas en el arte cinematográfico.

Los premios y el zeitgeist: por qué el cine actual va más allá del arte

Emilia Pérez ha ganado, hasta el momento de escribir esta columna, 62 premios de muy distintas y disímbolas academias y asociaciones (algo le han visto). Algo también es cierto: han contribuido las agendas, las cuotas, las modas, el zeitgeist. Hace mucho que los Oscar, los Globos de Oro y los demás premios dejaron de premiar solo al cine. Hace mucho que se premian películas no solo por su cinematografía, actuaciones, dirección o diseño de producción, sino porque reflejan ideas, momentos y pensamientos de una época.

Nos ofende Emilia Pérez porque retrata una realidad que no queremos ver, y no la queremos ver ni hecha por franceses ni hecha por mexicanos. No queremos ver la profunda crisis que hay en este país. Y más allá de no querer verla, no nos importa. Por eso nos importa tanto una película.

Mientras tanto, y como se dice mucho en el ambiente LGBT de México: ¡Ella ya ganó!

«Emilia Pérez»
Jacques Audiard, Francia, 2024
Con Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña, Adriana Paz, Selena Gomez. Estrena este 23 de enero en salas de cine de todo México vía Zima Entertainment.