A partir de una modificación de ley, en Uruguay incrementan los cambios de identidad de género.
¡Manas! Recién se hizo público que las solicitudes de cambio de género que tramitó el «Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay» durante los últimos tres años se han más que triplicado en el promedio histórico previo a la modificación legal y cultural, según datos a los que accedió el periódico El País. Y eso que en los dos últimos años la emergencia sanitaria enlenteció la burocracia estatal.
La respuesta a una solicitud de acceso a la información pública que hizo El País evidencia el incremento en la demanda. Cabe mencionars que cuando regía la ley de derecho a la identidad de género (entre 2011 y 2018) nunca se superaron las 165 peticiones anuales de cambio de género. El promedio era de 99 casos por año. Mientras que tras la aprobación de la ley trans, el promedio se situó en 341 y hubo un pico de 507 casos (en 2019, el año en que se instrumentó la nueva normativa).
“Es relativamente sencillo: se descarga un formulario electrónico, se firma con la nueva identidad, se escanea y envía por correo. Luego te llaman para fijar una entrevista con una comisión honoraria que no te pregunta sobre tu interés (ni es necesario justificar nada), solo corrobora que la ortografía del nombre elegido sea la correcta e informa sobre el marco legal. Mi pareja, como hizo el trámite en pandemia, tuvo esa entrevista por WhatsApp. Al tiempo -ese tiempo que a veces demora el Estado en sus trámites- está pronto”, contó Nicolás, una persona no binaria que pudo hacer su cambio de identidad.
Aunque el trámite luzca sencillo, la cosa no termina allí. A partir de entonces se modifica el acta de nacimiento -no se hace un acta nueva como en Argentina, sino que se realiza una aclaración en un margen de la original- y la persona tiene que ir con su acta a cada lugar en el que quiera actualizar su identidad: ya sea para obtener la cédula, o para modificar el nombre en las tarjetas del banco, el título de grado, etc.
En la Administración Nacional de Servicios de Salud del Estado (ASSE) no entendían cómo “un hombre pide hora para el ginecólogo” y tuvo que enfrentarse “a una situación que es muy violenta”, contó. Y eso que “antes era peor”, declaró Nicolás.
Nicolás reconoció los avances tras el cambio de ley. Pero no está del todo conforme. Es una persona no binaria y, a diferencia de lo que ocurre en Argentina, por ejempla, Uruguay aún no lo reconoce como tal.