Las autoridades rusas han incrementado las redadas en eventos y lugares relacionados con la comunidad LGBT después de que la Corte Suprema clasificara al movimiento como una «ideología extremista».
La nueva clasificación ha resultado en detenciones, citaciones y operativos policiales en diversas regiones del país, focalizados en actividades de temática sexual.
En una de las redadas en Ekaterimburgo, durante la fiesta «Terciopelo Azul», participaron al menos 50 policías, algunos de ellos miembros de fuerzas especiales. Durante la redadas se obligó a los asistentes a quitarse las máscaras (muchos llevaban por la temática de la fiesta) y se les interrogó sobre la presencia de personas LGBT y propaganda.
El apoyo a la comunidad LGBTQ se ha convertido en un delito en Rusia, con penas de hasta 10 años de prisión, colocando al movimiento en la misma categoría que grupos extremistas como el Estado Islámico y los Testigos de Jehová.
Esto ha llevado a la cancelación de eventos populares en la comunidad LGBTQ, como Popoff Kitchen y Kinky Party, puees sus organizadores han dicho que ya no es seguro hacer ese tipo de fiestas en donde las personas de las poblaciones LGBt se divertían y gozaban.