Malasia persigue a las poblaciones LGBT+ desde hace años mediante propaganda social de rechazo, «terapias de conversión» y encarcelamiento.
¡El horror! Un reciente informe de Human Rights Watch (HRW) publicado a principios de agosto, denuncia la discriminación impulsada por el propio gobierno de Malasia en contra de las poblaciones LGBT+. Las violencias cometidas hacia las personas LGBT+ en el país contemplan desde el rechazo social, las «terapias de conversión», hasta sancionar con cárcel por supuestos delitos.
El discurso de odio hacia las conductas sexuales catalogadas en contra del “orden de la naturaleza” se ha alimentado durante años, incluso en las altas esferas del Gobierno. “Cuando escuché sobre el caso de Ibrahim Anwar (ex viceprimer ministro de Malasia) a principios de los 2000, me di cuenta de que ser gay aquí significaba convertirse en un criminal”, comenta el activista Gavin Chow.
“En Malasia, la discriminación contempla varios niveles. Hay leyes nacionales que criminalizan las conductas sexuales y expresiones de género.Leyes regionales y religiosas, y una especie de odio social generalizado”, declaria Kyle Knight, investigador de HRW en temas LGBTI.
El más reciente informe titulado «I don’t want to change Myself», publicado por HRW y Justice For Sisters, declara que desde hace diez años, el Departamento Federal de Asuntos Islámicos, conocido como JAKIM, promueve campamentos llamados mukhayyam, en los que se llevan a cabo prácticas de conversión, que tienen como fin cambiar la orientación sexual o la identidad de género de las personas participantes.
En 2018, JAKIM se jactó de que 1.450 personas se habían “recuperado de la enfermedad” a través de estos campamentos. Además, el primer ministro, Ismail Sabri Yaakob, reforzó este discurso en junio de 2021, anunciando que 1.733 personas LGBT+ habían asistido a estos programas desde sus inicios. ¡Qué horror!
Para las personas trans, la presión y el rechazo se recrudecen. El Estado las criminaliza con la imposición de castigos a “hombres que posan como mujeres” de acuerdo a la Sharia. El peso de las creencias musulmanas es un recurso utilizado por el Gobierno para insistir en una narrativa de violencia hacia las poblaciones LGBT+.
“La comunidad LGBTI de Malasia es fuerte y está lista para pelear por sus derechos, sin importar lo mucho que el Gobierno intenté reprimirlos”, concluye Gavin Chow