Natalia Lane y su búsqueda incansable de justicia y dignidad, así como su rol como vocera y defensora de distintas causas dentro de la comunidad LGBT+, le han dado frutos muy importantes a la misma.
Luis Miguel Romero
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Natalia Lane y su búsqueda incansable de justicia y dignidad, son su huella distintiva e inconfundible. Pero en junio de 2022, la destacada activista, transfeminista y trabajadora sexual mexicana anunció, a través de sus redes sociales, su retiro del activismo social. Esta noticia entristeció a gran parte del colectivo trans en particular, y del colectivo LGBT+ en general. Y es que la labor de Natalia en el mundo del activismo y su rol como vocera y defensora perenne de distintas causas dentro de la comunidad, han dado frutos muy importantes. Por ello, en esta ocasión, este espacio está dedicado a honrar su vida y labor.
La infancia de Natalia y esa idea de que «las mujeres trans son peligrosas»
Natalia Cruz Cruz nació en la Ciudad de México. Ella afirma que, desde muy temprana edad, supo que era una mujer. Era muy estudiosa, lo que se dice coloquialmente «ñoña» (según sus propias palabras). Esta situación la llevó a ser víctima de bullying infantil. La primera vez que utilizó indumentaria femenina, afirma que una sensación peculiar recorrió su cuerpo:
«Todavía en esa época, se tenía una idea generalizada de que las mujeres trans son peligrosas, marginadas a la oscuridad y al anonimato».
Trabajo sexual es trabajo
Aún así, Natalia decide fluir en la vida como una mujer. Era el año 2007. Aunque no pareciera muy lejano, todavía, en ese tiempo, el tema de las mujeres trans era un tabú, un tema «incómodo» y «sombrío» para la sociedad.
Natalia estudió Ciencias de la Comunicación en la UNAM. Se independizó de su familia a muy temprana edad. Ella cuenta que, un reportaje en la televisión sobre la prostitución trans en las calles, le despertó una curiosidad singular. Natalia buscó la forma de acercarse a este mundo. Fue una amiga trans llamada Naomi quién la invitó a trabajar en las calles.
Aquí vale abrir un paréntesis para remarcar un tema muy significativo: La estigmatización del trabajo sexual. Mucha gente ve al trabajo sexual como algo denigrante, vergonzoso, indigno y ruin. Nada más lejos de la realidad. El trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro, es decir, con normas, reglas, compañeros y jefes buenos y malos, tiempos, sacrificios, riesgos, satisfacciones, alegrías y momentos especiales. Eso Natalia lo tuvo muy claro desde que decidió ejercer de lleno el trabajo sexual. Natalia ha afirmado en varias ocasiones que el trabajo sexual le ayudó a reforzar y comprender más la feminidad, a sentirse deseada, segura, poderosa y libre.
La violencia a la mujer trans en el trabajo sexual: El pan nuestro de cada día
Por supuesto, la vida en las calles no es asunto sencillo. No es «la vida fácil» como muchos suponen. Durante años, Natalia trabajó en la Calzada de Tlalpan de la Ciudad de México, uno de los núcleos de trabajo sexual más grandes de América Latina.
En 2017, Natalia fue agredida por uno de sus clientes. Dicho ataque la llevó a una intervención quirúrgica. Fue en ese momento cuando Natalia reflexionó acerca de la violencia que viven las trabajadoras sexuales, trans o cisgénero. Ninguna mujer en el trabajo sexual debe de vivir esos momentos de violencia, ni tampoco tienen por que vivir en la clandestinidad. Natalia afirma que durante muchos años, ocultó su trabajo a sus familiares y amigos por vergüenza y miedo al rechazo.
Fue entonces cuando comenzó su activismo, no solo por las trabajadoras sexuales, sino también por el colectivo trans. Alzar la voz en favor de los derechos humanos trajo a Natalia una gran satisfacción.
Una lucha incansable por el respeto y la dignidad
Natalia formó parte del Centro de Apoyo a las Identidades Trans A.C. y se sumó a otros contingentes y colectivos para apoyar a la diversidad sexual en cualquiera de sus formas y en distintos campos.
Natalia también ha fungido como asambleísta en el COPRED (Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación) en la capital mexicana, y forma parte del Parlamento de Mujeres del Congreso de la Ciudad de México. Gracias a estos foros, la labor de Natalia ha resonado con fuerza, con un mensaje muy claro a la sociedad sobre derechos humanos básicos y dignidad. Cuando la pandemia del COVID-19 asoló al mundo entero, Natalia fue una de las impulsoras, junto con la Alianza Mexicana de Trabajadoras Sexuales (AMETT) de «Haciendo calle», un maravilloso proyecto que buscó dar apoyo a las sexoservidoras afectadas por la pandemia mundial.
La labor de Natalia también al ha acercado a los medios. Entre 2020 y 2021 colaboró en el podcast «NosoTrans» de la plataforma «Escándala», un espacio creado como foro informativo y recreativo para la comunidad trans, y en donde ha compartió espacio con Alejandra Bogue y Sony Rangel. En 2021, en el marco de la Marcha del Orgullo LGBT+ de la Ciudad de México, Natalia fue una de las embajadoras de «Bad Reputation», una línea de ropa mexicana que lanzó una serie de prendas en apoyo a la visibilidad trans.
¡Natalia y su búsqueda incansable de justicia para las mujeres trans y trabajadoras sexuales!
En enero de 2022, Natalia fue víctima de un intento de transfeminicidio mientras laboraba en las calles de la capital mexicana. Por fortuna, la activista solo resultó herida y no se sumó las terribles estadísticas de transfeminicidios y crímenes de odio en México. El caso de Natalia tuvo gran apoyo de parte de organizaciones, medios y del propio gobierno. Su caso, es el primer intento de transfeminicidio en ser atendido como tal por la policía mexicana.
«No conozco alguna travesti callejera que no lleve cicatrices en alguna parte de su cuerpa. Son como nuestras heridas de guerra, hasta las presumimos con orgullo por haber sobrevivido o ganado la pelea. Otras veces una se siente apenada por el daño que te siembran otros…»
Sin embargo y pese al ruido mediático que tuvo su tragedia, Natalia ha enfrentado al monstruo de la corrupción e impunidad que sigue imperando en la justicia mexicana. Su agresor ha recurrido a numerosas artimañas legales que le han permitido permanecer impune. Por desgracia, la historia de Natalia es un eco de las de muchas mujeres más, trans y cis, dentro y fuera del trabajo sexual.
En 2022, justo en la Marcha LGBT+, Natalia fue la encargada de leer el pliego petitorio al gobierno de la Ciudad de México, cuya intención es legislar y crear leyes rigurosas que defiendan a la mujer trans. Este hecho tuvo carácter histórico.
En 2024, Natalia volvió al mundo del activismo y la lucha social, que reclama su presencia y que necesita su voz y valentía ante una ola de odio e impunidad que parece tomar fuerza en algunos momentos. Natalia, junto con un grupo destacado de trabajadorxs sexuales, es una de las fundadoras de la Coalición Laboral Put#ril (CLaP). Se trata de una colación que busca velar por los derechos sociales de todas las personas dentro del trabajo sexual.
Natalia Lane y su búsqueda incansable de justicia, junto con su carisma, valentía y determinación, son incuestionables. Es una mujer muy valiosa y necesaria para nuestra comunidad LGBT+, cada vez más necesitada de voces y presencias valientes, contundentes e inteligentes como ella.