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Un Dios Salvaje: El vaivén del Clímax

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“Un Dios salvaje” ha llegado a la Ciudad de México, a mano de Miguel Septien, quien logró una fiel y divertida adaptación al español de la obra francesa “Le Dieu du Carnage” de la dramaturga francesa Yasmina Reza. 

Hassel Sara

@hassel_sara3

La obra ha sido elogiada y altamente reconocida, por lo que verla en México era indispensable, y déjenme contarles que se augura el mismo éxito.

En este montaje escénico podremos vivir una montaña rusa de emociones, pues lo que pareciera empezar con una sutil carcajada grupal, terminará con la peluca despeinada y el salvajismo a flor de piel. 

Es un texto que se presta al juego de tener momentos de intensidad en manera creciente, donde los personajes revelarán tanto de sí como de su dinámica familiar.

La historia nos sitúa en la sala de un hogar, con dos parejas de padres conversando y resolviendo un dilema, pues el hijo de uno de ellos golpeó al otro con un palo. Como toda buena familia protegiendo a los suyos, se luchará constantemente por el poder, la razón y el ego. No hay mejor situación para una comedia que la cotidianidad de la que nos podemos reflejar.

El tono de la misma es un disfrute, pues se trata de un ritmo constante, un intercambio de diálogo y energía que es exigente; llevado de manera precisa por su profesional elenco.

Pablo Perroni (Alan Reyes), es un actor que está en el presente, mantiene uno de los gags que no cansan en la obra, por lo que de manera natural puedes terminar riendo de la situación fársica. Por otro lado, su gesto tiene el don de hablar por sí mismo, la intensidad, presencia y fuerza que comparte en escena hace que el personaje pueda leerse de manera redonda.


Flor Benítez (Verónica Campos), es una actriz prodigio, así como puede leerse cada letra en la frase. Es tal vez el personaje más exigente, pues en todo momento pareciera ser el más racional en la acción dramática; eso por su parte conlleva una línea histriónica que pasa por el punto máximo de sus emociones. 

En ella vemos una desesperación, un empoderamiento, una molestia y una simpatía que apunta hacia el campo más preciso. Un desborde de energía cuya escala es amplia.

Cabe resaltar el trabajo de MyM (Mel Mendoza), quienes de manera muy profesional han posicionado a grandes talentos en proyectos increíbles. Tal es el caso de esta talentosísima actriz dando espíritu al texto.

Fernanda Borches (Ana Reyes), impregna una personalidad tan nítida con el personaje más encantador, es sinónimo de elegancia y porte, actriz que lleva las situaciones de clímax más contundentes y el punto más terrenal del elenco. 

Chumel Torres (Manuel Campos), es la comedia del absurdo, la polaridad de su pareja, cumple la función de hacer avances y retrocesos que aportan al hilo dramático. Un personaje que pareciera estar desconectado de la prudencia y eso lo hace cómicamente jocoso. Sucede que también su construcción de gestos habla por sí misma, y es un excelente elemento que da fuerza a la sinergia escénica.

Un Dios salvaje“, es una puesta que nos demuestra que detrás de cada cordialidad somos seres pasionales en constante aprendizaje de las dinámicas sociales. Que hay puntos de quiebre en los que se cae la máscara, y solo pasando el salvajismo nos podemos permitir la evolución.

Traducción, dirección, adaptación y diseño de vestuario: Miguel Septién, Elenco: Pablo Perrioni, Fernanda Borches, Chumel Torres y Flor Benítez.

Escenografía e iluminación: Félix Arroyo, productor ejecutivo: Omar Flores, diseño de audio: Dano Coutiño, asistente de dirección y production stage manager Alejandra Arenas


Producción: Pablo Perroni, Sergio Mingramm, Alejandro Bracho, Ana Kupfer, Alberto Alva

Viernes 20:45 hrs, sábados 19:30 hrs, domingos 18:30hrs
Teatro Milán – Foro Lucerna, Lucerna 64, Juárez, Cuauhtémoc, Ciudad de México