En 2018 un crimen sacudió a los gays en Madrid.
Por la forma en que el asesino conoció a su víctima, rápidamente los medios de España comenzaron a llamarle «el asesino de Grindr», pues la víctima contactó a lo que pensaba era un ligue por medio de la muy popular app.
Julián Ovejero asesinó en Madrid, España a Najuzaith Z. D., un puertorriqueño de 35 años, luego de que lo que era una cita en el departamento de la víctima para tener sexo se convirtió en su muerte.
Mientras mantenían relaciones sexuales algo se salió de control y terminó con la muerte de Najuzaith, por más de 65 puñaladas que Julián le asestó por todo el cuerpo.
Búsqueda mundial
Tras conocerse los hechos la policía en España, comenzó las investigaciones que le llevaron a concluir que quién había asesinado a la víctima había huido a España y que se encontraba en algún país entre Peú y Argentina.
Tras el crimen, el asesino huyó a Argentina en dónde permaneció desde el 2018 al 2021 en «La Bombilla», un pequeño pueblo de San Miguel de Tucúman, donde fue detenido en Argentina en 2021.
Luego de su captura España solicitó su extradición para que pagará su crimen en el país en donde lo cometió.
Por su crimen, la Audiencia Provincial de Madrid condenó a veinte años de cárcel a Julián Ovejero, el ‘asesino de Grindr’, por matar en febrero de 2018 de 65 puñaladas a un hombre con el que se había citado a través de una app de ligue gay
La sentencia otorgada fue por los delitos de asesinato alevoso y ensañamiento.
En su declaración ante el juez, el asesino aseguró que 23 de febrero de 2018 vía Grindr quedó con una cita con la víctima, pues vivían cerca y que compartían gustos sadomasoquistas.
Ya estando en el departamento de la víctima e interactando sexualmente en algún momento del encuentro se produjo «una pelea encarnizada» que se salió de control.
«Yo estaba lleno de sustancias y muy ido». «Fueron dos minutos de locura y no recuerdo más porque estaba hasta arriba de sustancias». «No supe reaccionar. No sabía qué hacer. Lo veía todo nublado»
La fiscalía dijo que la víctima no se pudo defender, pues el ataque se dió de «de forma súbita y sorpresiva, clavándole de forma repetida y consecutiva un arma de doble filo con hoja de aproximadamente 1,5 cm de anchura». El asesino le asestó hasta 65 puñaladas por diferentes partes del cuerpo, sobre todo en el cuello y el abdomen.
El asesino durante el juicio mostró arrepentimiento y le dijo al juez: «Yo soy católico, apostólico y romano».