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Mujeres trans relatan su terrible experiencia durante redada

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El mes pasado, 12 mujeres fueron obligadas a afeitarse la cabeza, fueron obligadas a usar ropa típicamente masculina y se les obligó a realizar ejercicios degradantes en un esfuerzo por «convertirlas en hombres».

Este terrible acontecimiento se llevó a cabo durante una redada llamada «operasi penyakit masyarakat», que se traduce como «operación de enfermedad comunitaria», y tuvo lugar en Aceh, Indonesia, que cabe mencionar, es la única provincia en el país que practica la Ley Islámica. La policía realizó múltiples redadas en los salones locales para encontrar a las mujeres trans y luego las llevaron a la parte central de la ciudad. Frente a un grupo de curiosos, las mujeres informaron que el jefe de policía pronunció un discurso condenando su identidad de género y provocó que la multitud se burlara de ellas.

Las 12 mujeres relataron a Amnistía Internacional Indonesia exactamente lo que sucedió la noche en que fueron detenidas como parte de la operación de «limpieza». Ellas dijeron que luego de la detención, fueron levadas al estilo militar a un parque cercano donde las obligaron a llevar a cabo un simulacro de entrenamiento militar para hacerlas «más varoniles», también se les ordenó rodar en el suelo, pero cuando una de ellas se negó, se disparó un tiro de advertencia para asustarla.

Otra mujer dijo que le arrojaron agua por protestar por el trato. Otra de las víctimas, según el relato, rogó a la policía que le dispararan, y les dijo que prefería morir con «dignidad» antes que ser atormentada y humillada, a lo que, se presume, respondió el jefe de la policía: «Usted como transgénero no tiene derecho a la dignidad».

Al día siguiente, dicen que 11 de ellas fueron «liberados» pero obligadas a ir a un sermón religioso en el que un clérigo musulmán les dijo que deberían «regresar» a su «naturaleza», por otra parte, la única mujer que no fue liberada fue detenida debido a un video explícito encontrado en su teléfono.

Amnistía Internacional dijo que el trato era «cruel, inhumano y degradante» y que podría definirse como tortura en virtud del derecho internacional. Usman Hamid, el Director Ejecutivo de la sede de la organización benéfica en Indonesia, dijo que las detenciones y los abusos no se basaban más que en la discriminación.