Argentina se encuentra a la vanguardia a nivel mundial en cuanto a los derechos garantizados sobre las poblaciones trans.
¡Poder trans! Menos del 10% de los países miembros de la ONU cuentan con normativas que entienden el reconocimiento de la identidad de género como un derecho humano. Argentina es uno de ellos, que se convierte en un referente en cuanto a derechos trans se refiere, a nivel mundial.
La Ley de Identidad de Género, el reconocimiento de las identidades no binarias o la aprobación del cupo laboral trans puso a la Argentina como referencia en materia de derechos de las personas trans y otras disidencias.
Ser una persona trans no solo cuesta vidas en América Latina, del otro lado del mundo la situación es muy similar. En España, la reciente aprobación de la «Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI», que avala la autodeterminación de género sin condiciones a partir de los 16 años, supuso conflictos políticos en el gobierno.
A su vez, a principios de este año, del primer ministro británico bloqueó la ley trans de Escocia que introduce la autodeterminación de género desde los 16 años sin certificado médico de disforia sexual. Y desde marzo pasado, en Uganda se criminaliza y hasta penaliza ser gay, lesbiana, bisexual o trans.
Mientras que en Norteamérica las cosas tampoco van bien. Hace algunos días, Human Rights Campaign declaró el estado de emergencia nacional para las poblaciones LGBTQ+. Argumentando que en los últimos 2 años se han presentado más de 300 proyectos de ley que afectan específicamente a las personas trans. La mayoría de las iniciativas están enfocadas en las juventudes.
La autodeterminación del género es una piedra angular de la identidad de una persona. Sin embargo, poder cambiar de nombre y de sexo en el documento de identidad sin necesidad de aportar informes médicos ni iniciar tratamientos ni depender de injerencias externas es un derecho muy poco garantizado en el mundo.
“Actualmente, menos del 10% de los países miembros de la ONU cuentan con normativas que entienden el reconocimiento de la identidad de género como un derecho humano básico y fundamental. En este marco, Argentina se posiciona fuerte porque nuestra Ley de Identidad de Género fue la primera a nivel global que se basó en la autodeterminación de la identidad, sacando del aparato judicial la evaluación sobre quién es quién y por fuera del paradigma de la patologización. Eso y los once años de la puesta en práctica de esta legislación son de un enorme valor para el mundo”, declaró Alba Rueda, Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina.
Alba Rueda habla de la Ley 26.743, que el 9 de mayo de 2012 el Senado de la Nación aprobó (con 55 votos a favor, ninguno negativo y una abstención) atendiendo una deuda histórica de las poblaciones trans: poder vivir el género tal como cada persona lo sienta, se corresponda o no con el sexo asignado al nacer, sin que eso signifique perder automáticamente el derecho al pleno disfrute del conjunto de los derechos humanos.
La normativa argentina, redactada por las propias poblaciones trans, fue pionera por ser la que más se acercó a los tratados internacionales que fomentan la reducción de la inequidad en salud y el respeto por los derechos de las personas, y sentó un precedente mundial en la despatologización de las identidades travesti, transgénero, transexual e intersexual.
“Argentina es una prueba de experiencia y de evidencia afirmativa de cómo y cuánto mejora la calidad institucional y democrática de un país cuando se reconocen nuestras identidades, porque la Ley de Identidad de Género permitió avanzar en otros derechos como el reconocimiento de las identidades no binarias o la aprobación del cupo laboral trans”, agrega Rueda.
Según un informe del Registro Nacional de las Personas (RENAPER), desde mayo de 2012 hasta el 11 de abril de 2023 se realizaron 16.090 rectificaciones registrales. Y entre julio de 2021 y abril de 2023 fueron 1.044 trámites de rectificación por fuera del binarios masculino/femenino.