La adolescente trans Brianna Ghey, de 16 años, fue brutalmente asesinada en Inglaterra, Ghey fue apuñalada con un cuchillo de caza 28 veces en la cabeza, el cuello, el pecho y la espalda a plena luz del día en un parque de Culcheth, Warrington, en el condado de Cheshire, en Inglaterra , el 11 de febrero de 2023.
Sus asesinos Scarlett Jenkinson y Eddie Ratcliffe, fueron condenados a cadena perpetua con penas mínimas de 20 y 22 años de prisión.
La jueza Yip condenó a Ratcliffe y Jenkinson a 16 años a cadena perpetua obligatoria y les ordenó cumplir una pena mínima de 20 y 22 años, respectivamente, antes de poder optar a la libertad condicional.
Los asesinos serán trasladados a prisiones para adultos cuando cumplan 18 años. Ninguno de los dos mostró una reacción visible al ser sentenciados.
«Sólo serán puestos en libertad si en el futuro se decide que ya no representan un peligro», dijo la jueza. «Ambos participaron en un asesinato brutal y planificado, de naturaleza sádica, y una motivación secundaria fue la hostilidad hacia Brianna, por su identidad transexual».
Jenkinson se enfrenta a una pena mínima de prisión más larga, ya que era claramente el cabecilla, según Yip, y había «disfrutado» matando a Ghey.
En una declaración ante el tribunal, el padre de Ghey, Peter Spooner, dijo que ser padre de una niña transexual había sido «algo difícil de afrontar», pero que se había sentido «orgulloso de tener otra hija preciosa».
«Estábamos formando una nueva relación y estos dos asesinos nos han robado eso a los dos», dijo. «Puede que se haya hecho justicia con los veredictos de culpabilidad, pero ninguna cantidad de tiempo en prisión será suficiente para estos monstruos».
Ratcliffe y Jenkinson habían negado haber matado a Ghey y se culparon mutuamente del apuñalamiento mortal. No se sabe cuál o si ambos empuñó el cuchillo. Ninguno de los dos había tenido problemas con la policía anteriormente. Los dos fueron declarados culpables por un jurado el mes pasado tras un juicio de 4 semanas.
En el juicio se escuchó que la pareja era inteligente y sentía fascinación por la violencia, la tortura y los asesinos en serie.
Habían planeado el ataque durante semanas, detallado en un plan escrito a mano y en mensajes telefónicos encontrados por los detectives.
Los padres de Brianna dijeron que «Tienen momentos en los que sienten pena por ellos porque también han arruinado sus propias vidas, pero que saben que no sintieron ninguna empatía por su hija Brianna cuando la dejaron desangrándose tras su ataque premeditado y despiadado, que se llevó a cabo no porque Brianna hubiera hecho nada malo, sino simplemente porque uno odiaba a las personas trans y la otra pensó que sería divertido», dijo su madre Esther Ghey en una declaración que se leyó ante el tribunal.
