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De broma en broma, la discriminación se asoma

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Foto de Jameson Mallari Atenta en Pexels

Mis cielas, hoy es el día de los inocentes, así que seguramente vamos a ver muchas publicaciones de falsos embarazos, fake news, prestamos que nunca serán devueltos, hasta bodas inventadas, dichos actos se engalanan por la siguiente frase: “Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que este día nada debes prestar”.

Ahora bien, aprovechemos el día para hablar sobre dos cosas: las bromas LGBT+ en las que se fomenta la homofobia y no siempre nos damos cuenta y sobre el origen del día.

Gran cantidad de chistes sobre la homosexualidad son de mal gusto, hacen burla del colectivo LGBT+ y hay ridiculizaciones de estereotipos.

Al igual que ocurre con el racismo, la homofobia a veces es tan sutil que ni siquiera quien la sufre está siendo consciente de ello. Es el caso de la llamada discriminación positiva.

El lenguaje también es muy importante, pues sin duda alguna, este juega un papel muy importante a la hora de enfatizar o perpetuar desigualdades. Frases hechas y expresiones que usamos a menudo, aunque sean sin ánimo de ofender, van construyendo una serie de ideas preconcebidas sobre el colectivo LGTB+.

Así que tengamos cuidado con las bromas que hacemos y recibimos, pues no podemos seguir replicando estereotipos que fomenten actitudes discriminatorias.

Hablemos del origen del día de los inocentes. Según reportes del semanario especializado Desde la fe, esta tradición se realiza cada 28 de diciembre debido a que se honra la memoria de aquellos niños que fueron asesinados por órdenes del Rey Herodes, quien pidió matar a todos los menores de dos años para que no se cumpliera la profecía que señalaba a Jesús como el Mesías.

La matanza ordenada por Herodes es cuestionada por muchos investigadores, pues uno de los historiadores más conocidos del siglo I, Flavio Josefo, jamás la documentó, además no es el único antecedente que se tiene del Día de los inocentes.

Otras cuestiones históricas de dicha celebración, indican que tuvo su origen en la Edad Media, época que combinó el día con tradiciones paganas denominadas como “La Fiesta de los Locos”, realizada entre Navidad y Año Nuevo, evento en el que se nombraba a un “Rey de las Bromas” para que hiciera bromas al resto del pueblo.

El eje de la festividad, según María Eugenia Góngora, decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, era una “misa” burlesca, en la que nombraba un obispo-bufón como el encargado de dirigirla.

La fiesta tenía lugar en la Iglesia, pero en ocasiones toda la ciudad se asociaba a las procesiones y cabalgatas que seguían generalmente a la celebración principal”, explicó Góngora en su texto ‘Omnia Tempus Habent’: La Fiesta Medieval de los locos’.

Esta celebración se ha hecho tan popular que ha recorrido diversas partes del mundo, mis cielas. Y está bien hacer bromas, siempre y cuando no fomentemos estereotipos o dañemos a alguien, sea o no sea LGBT+.