Manas, hay que ser muy claras, esto no es un remedio mágico, pero los expertos sostienen que la actividad sexual tiene un efecto protector que previene la aparición de ciertas enfermedades.
Todo está conectado en nuestro cuerpo, los especialistas afirman que solo valoramos el sexo cuando falla, y esto es así para ellos y ellas. «Es tan protector para las emociones como el aceite de oliva lo es para el sistema cardiovascular. Cuando la salud erótica se ve disminuida, incide en todos los aspectos, y, al contrario, si esta es satisfactoria, actúa como un lubricante vital.
No ocurre por casualidad, el sexo regula la estructura de la personalidad y es tan importante como el instinto de supervivencia o la alimentación», explica Vicente Briet, secretario general de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).
Por eso el mayor temor de los hombres que han de operarse de la próstata es el efecto que tendrá en las erecciones, pues no siempre resulta posible salvaguardarlas. Claro que, antes de llegar a esa situación, podemos preservar la salud de la glándula aplicando de manera preventiva el remedio universal: sexo.
Para poder confirmar esta teoría, oncólogos del Instituto Nacional del Cáncer estadounidense estudiaron a 30.000 hombres durante ocho años. El resultado de su investigación, publicada en JAMA, fue que los grandes eyaculadores –al menos veintiún veces al mes– tenían un riesgo tres veces menor de sufrir cáncer de próstata que los que disfrutaban de entre cuatro y siete orgasmos mensuales.
Los trabajos no han resuelto la incógnita de por qué la eyaculación frecuente reduce el riesgo de padecer este tumor, pero una de las hipótesis que se barajan es que drena de esta glándula los agentes cancerígenos que se depositan en ella.
Pero en algo si están de acuerdo los especialistas es en su carácter preventivo y curativo del sexo. Para la próstata, parece que mucho sexo es lo recomendable, pero no es una regla general. Según Briet, «lo determinante no es la cantidad, sino la calidad, esto es, la satisfacción que a cada uno le proporcionen sus relaciones».
Manas, pero todo con calma, a veces fijarse como objetivo aumentar la frecuencia, por iniciativa propia o por presión de la pareja, puede ser contraproducente, porque se corre el riesgo de que se dispare el estrés. Así que ya saben hijas, vayan a disfrutar del sexo a gusto.