Según el informe anual de Safe the Children, hay un abismo entre ser madre en Noruega o en Somalia.
«El Estado Mundial de las Madres 2015: La Desventaja Urbana» clasifica los mejores y peores países para ser madre basándose en las condiciones de salud, educativas, económicas y políticas de las madres, las niñas y los niños.
En el ranking, Noruega se situó en el primer puesto, seguido por los otros países nórdicos, mientras que Somalia permaneció en el último lugar por segundo año consecutivo. Estados Unidos se situó en el puesto 33 con una tasa de mortalidad materna sorprendentemente alta.
Además, entre las capitales de los países de altos ingresos, Washington tiene el mayor riesgo de muerte infantil y una gran desigualdad. También hay enormes brechas entre ricos y pobres en la capital estadounidense.
Latino América
Argentina es el mejor país para ser madre, ocupando el puesto 36 y Haití el peor, ubicándose en el puesto 169 de los 179 países incluidos en el estudio.
Panamá hizo grandes avances alcanzando el puesto 78, comparado al puesto 109 en el año pasado. Por otro lado, Uruguay tiene la tasa de mortalidad materna más baja con 1 de cada 3.500 mujeres en riesgo de morir por complicaciones debido a un parte o embarazo.
En contraste, una madre nicaragüense tiene un riesgo 10 veces más grande de morir que una mujer en Uruguay.
Cuba, Chile y Costa Rica tienen las tasas más bajas de mortalidad infantil.En estos países mueren entre 6 y 10 de cada 1.000 niños y niñas antes de su quinto cumpleaños.
En comparación, la tasa en Guatemala es 31 de cada 1.000 niños y niñas y en El Salvador es 15, la misma que en México.
Perú está entre los 10 países con la brecha más grande entre pobres y ricos que viven en áreas urbanas.
El informe también ha identificado un número de ciudades que están logrando avances significativos para los niños y niñas más pobres como Addis Ababa (Etiopia); El Cairo (Egipto); Ciudad de Guatemala (Guatemala); Kampala (Uganda); Manila (Filipinas); and Phnom Penh (Camboya).
Estas ciudades están trabajando para ampliar el acceso a los servicios básicos de salud para madres y recién nacidos y asegurar el acceso a atención médica para las familias más pobres en zonas urbanas.
«La sobrevivencia de millones de niños y niñas no deben ser un privilegio para los ricos, sino garantizada para todos y todas», manifestó Rohr.