Las llamadas Terapias de Conversión han quedado oficialmente prohibidas en México por decreto oficial.
¡Esto si es digno de celebrarse manas! Las Terapias de Conversión, esos terribles, invasivos y crueles procedimientos para «curar» la diversidad sexual, ya son cosa del pasado en México.
Ya hace unos días en el Congreso se aprobó, por mayoría de votos, la prohibición de estos procedimientos dizque correctivos.
El siguiente paso era que esta legislación se aplicara ya en toda la República Mexicana.
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Pues el pasado viernes 7 de junio, el Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), las reformas oficiales donde, no solo se prohíben estos abusivos métodos en todo el país, sino que además, se penalizarán.
De acuerdo a la publicación, se impondrán de dos a seis años de prisión y se aplicará una multa de mil a dos mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización a quien realice, imparta, aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica de esta índole.
Y es que estos procedimientos pretenden obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar, anular o suprimir la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona, lo cual es un atentado contra los Derechos Humanos.
Desde luego, la comunidad LGBT+ hemos estallado en júbilo ante la entrada en rigor de esta nueva ley. Y nuestra alegría ha hecho eco en otros organismos internacionales.
O.N.U. celebra y apoya esta nueva legislación en México
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), también celebró la entrada en vigor de estas reformas al Código Penal.
Dicha oficina afirmó que reiteran su respaldo al nuevo marco legislativo mexicano y al avance que supone en la agenda de derechos humanos.
Y es que, según la Oficina de la ONU, dichas prácticas son humillantes, denigrantes y discriminatorias, además de violentas, y podrían constituir tortura. ¡Totalmente de acuerdo mis cielas!
Y que quede bien claro a lxs detractorxs: esto no debe de verse como una «victoria» o «triunfo» de la comunidad LGBT+. No es competencia. Es un triunfo para la libertad y Derechos Humanos básicos de todas las personas.
