Manas, como ya les hemos dicho todo consensuado está permitido, así que si tú o tu pareja tiene ganas de probar abrir su relación, aquí les hablamos un poco sobre esto.
El concepto de amor ha cambiado mucho a lo largo de los años, y con ello las relaciones: el conocido ‘amor romántico’ y monógamo ha comenzado a quedar obsoleto para muchas parejas y hay nuevos modelos toman cada vez más fuerza.
Cada vez son más visibles nuevas opciones que permiten vivir el amor de forma más libre y variada. Pero, cuando una persona quiere abrir su mente y con ello su relación, surgen muchas dudas: ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo decírselo a la pareja? ¿Cómo gestionar los posibles celos y otros conflictos que surjan?
En las relaciones abiertas, la fidelidad descansa sobre un contrato en torno a una serie de reglas internas que conviene respetar en todo momento. Existen relaciones que, tras muchos años juntos, deciden abrir la misma en busca de nuevas experiencias y placeres por descubrir.
En la mayoría de los casos, para que una tercera persona pueda entrar en la relación, los protagonistas de la misma deben sentirse en plena confianza el uno con el otro. Estableciéndose, entonces, el concepto de fidelidad en torno al bienestar de la pareja antes de que entre una tercera persona en el acto sexual. Y teniendo en cuenta en todo momento la diferencia que existe entre sexo y amor.
Existen muchos tipos de relaciones abiertas. En muchas de ellas, el disfrute se da por separado, siendo posible realizar el acto sexual con una tercera persona sin que el otro miembro de la pareja se encuentre presente.
Ante esta situación, lidiar contra la problemática de los celos puede llegar a resultar especialmente complejo. Para ello, se inicia un viaje a través de la experimentación en el que las dos personas que conforman la relación son libres de establecer sus propias normas y redefinirlas en cualquier momento.
La comunicación es fundamental, ya que el objetivo último es garantizar el disfrute de la pareja, sin que la estabilidad de la misma se ponga en jaque.
Además de las relaciones abiertas, el swinging es otra de las disciplinas que acapara una mayor atención. Mediante la premisa de que todo se acuerda o se experimenta de manera conjunta, las parejas dan rienda suelta a su imaginación en el pleno sexual.
Con el paso del tiempo, y pese a su estigmatización constante desde la comunidad monógama tradicional, cada vez son más las parejas que terminan interiorizando este tipo de prácticas en su estilo de vida tradicional.
Hijas, para estas parejas, las conversaciones en torno al sexo son una parte fundamental de la disciplina. Especialmente cuando entran en juego los celos. En el momento en el que éstos aparecen, conviene realizar una pausa y volver a redefinir las reglas descritas con anterioridad.
Siempre con el objetivo de que ambas partes se encuentren cómodas en la situación que se está viviendo. Al final todo es cuestión de dar el primer paso, romper muchas de nuestras barreras y tabúes mentales y, sobre todo, basar nuestra relación de poliamor en la confianza, el respeto mutuo y la comunicación.