¡Hijaaaas e hijoooos del mundaaaaaa! Esta vez hablaremos de un tema que, hoy por hoy, aqueja a la población trans. Se trata de la depresión que se vive con y sin transición.
Actualmente, se estima que en el mundo hay al menos 25 millones de personas cuya identidad de género no coincide con el sexo con el que nacieron; es decir, que hay hombres que la sociedad los consideran mujeres y viceversa. Sin embargo, esta cifra podría ser superior, pero el estigma social obliga a muchas personas a ocultarlo.
Cabe mencionar que la situación de la exclusión legal y social a la que se enfrenta la población trans, incrementa los riesgos para la salud. Pues, hasta un 60% sufre depresión y rechazo, no solamente familiar, sino también laboral.
Estas situaciones favorecen la adopción de comportamientos de riesgo, como el trabajo sexual, que aumenta un 50% su riesgo de vida debido a la exposición a enfermedades de transmisión sexual.
Además, la violencia es una amenaza mortal. En el 2018 y 2019 se registraron 2,115 asesinatos de personas trans en todo el mundo y es probable que fuesen más, aunque no se documentaron.
Es lamentablemente, pero muy real que como hombres trans se viva en la invisibilidad y que las mujeres trans padezcan una fuerte violencia.
Es difícil que en el entorno social se llegue a comprender la depresión de hombres y mujeres trans. Muchas veces, esas depresiones surgen por los mismos tratamientos hormonales de estrógenos y testosterona.
En Centroamérica la auto-hormonización es lo más común en la población trans, la cual causa grandes problemas de depresión por ser increíblemente exagerada y necesitada por las personas trans.
Por lo que el grado de suicidios o depresiones crónicas en personas trans representa, hoy en día, un número elevado en distintos estados de México y en otros países de Latinoamérica. Además de la falta de atención psicológica y atención endocrinóloga.