Conocí a Marina Castañeda a través de sus letras por ahí de fines de 1999, cuando acababa de salir su primer libro, La experiencia homosexual. En ese momento yo estaba aún en la universidad, vivía con mis padres, tenía novia y tenía novio al mismo tiempo. Los dos lo sabían. Los dos lo entendían. Mis padres me conocieron varias novias y las adoraron y nunca pusieron un solo pero cuando me iba de viaje con los que fueron mis novios y que de repente se quedaban a dormir en casa o a los que llevaba a bodas, cumpleaños o fiestas. De hecho, casi siempre a eventos sociales, no iba con un +1, sino que iba con un +2. Pero para ellos, mi novia era mi novia y mi amigo era un muy buen amigo y ya.
Lo anterior cambió el día que me cacharon un mensaje de texto en el que un ex me había escrito: Genaro, no me dejes, te amo más que nunca. Firmado por Gerardo. En ese momento, mi mamá vio con claridad todo lo que siempre había sospechado, pero nunca se había atrevido a preguntarme, como en película de Woody Allen. Hasta ese momento yo no había leído nunca literatura que explicara por qué me sentía atraído por hombres y por mujeres. Por qué me gustaba ir bares gays y besarme con medio antro. Por qué me enamoraba por igual de dos personas al mismo tiempo. Lo veía natural y normal. No me causaba ansiedad. Pero después del evento del mensaje de Gerardo, las constantes preguntas de mis papás, me hicieron buscar algo para entender y explicarles.
Una tarde, en una librería de la Condesa, vi el libro de Marina en un anaquel. Vi la bandera del orgullo y la palabra homosexual en letras grandes en su portada. Me puse rojo y sentí la inmediata necesidad de leerlo. Conocía ya algunos de los clásicos de la literatura gay. Soy un ávido lector de Oscar Wilde desde muy joven y había ya leído el Vampiro de la Colonia Roma y mis primeros textos de Monsiváis, pero esos libros no me servían para dialogar con mis padres. Había leído a puros hombres homosexuales escribir ficción y el tormentoso romance entre Wilde y Lord Bosie no era el mejor ejemplo que quería usar para mis papas. Por ello, cuando vi el nombre de Marina en ese libro, me sorprendió primero que fuera una mujer y segundo que parecía un libro de no ficción sobre la experiencia homosexual. Por ello, no dudé en sacar el poco dinero que tenía de estudiante y lo compré. Recuerdo que al ir a la caja de repente me dio un poco de pena y que pedí una bolsa para que no se viera ni el título ni la bandera del orgullo.
Llegué a casa y devoré La experiencia homosexual. Era un libro valiente, documentado, didáctico y que me ayudó a entender mucho sobre la sexualidad, pero que especialmente me dio argumentos para defenderme ante mis padres cuando descubrieron mi orientación sexual. Mi mamá lo vio un día en mi librero y yo creo que lo leyó porque empezó a cambiar su actitud agresiva conmigo. Ese libro fue uno de los primeros detonadores de mi interés académico en estudiar más la historia de la sexualidad y la orientación sexual. Desde entonces Marina Castañeda ha sido una enorme guía para jóvenes LGBT, sus madres, padres, amigos, amigas y familiares. La contribución de Marina a detonar estos debates y a educar en estos temas ha sido fundamental para México.
Conocí a Marina a través de sus letras. Y luego por ahí del 2014 le llamé porque estaba buscando una terapia con alguien LGBT. Siempre he creído que todo mundo debería ir a terapia y de forma muy frecuente, así como todo mundo debe ir al dentista, hacer ejercicio, leer novelas o dejar de comer carne.
Conseguí el celular de Marina y la llamé para pedirle una cita. Cuando hablé con ella, la verdad es que me dio mucha emoción y cómo no si era Marina Castañeda, ¡la de la experiencia homosexual y el machismo invisible!. Lamentablemente para mí, pero afortunadamente para ella y Patricia, su pareja, se iban a vivir al extranjero porque Marina había aceptado ser agregada cultural y recuerdo que ella fue muy educada y que quedamos en conocernos algún día y tomar un café.
Ese café finalmente llegó 5 años después. Cuando me contactó para contarme de su próximo libro y para invitarme a presentarlo. Desayunamos una mañana en un restaurante al que yo llegué en las peores fachas y Marina estaba ya sentada. Cuando la conocí en persona finalmente me emocioné porque era conocer a una de mis primeras influencias intelectuales. Me contó lo que tramaba, que ya estaba a punto de mandar el borrador a la editorial y me emocionó aún más se parte de la presentación.
Una vida homosexual recoge precisamente las reflexiones de 50 años de vivir fuera del clóset de Marina. Éste es su libro más personal. Es un texto autobiográfico y honesto. Un libro que hace eco del célebre lema feminista “Lo personal es político”, porque Marina nos permite adentrarnos en lo más íntimo de su ser, en las lecturas y universidades que la formaron, en los amores que la elevaron al cielo y las que la tiraron al suelo. En las reacciones de su entorno familiar cuando sus dos célebres hermanos se enteraron de que ella dormía con chicas. En la ausencia de sus familiares cuando ella y Patricia decidieron después de décadas juntas firmar una sociedad de convivencia. En los detalles de las orejas de Mickey Mouse que se le olvidó quitarse en la celebración, o del cuadro abstracto que compraron con el dinero de los regalos de su boda y que aún cuelga en el lugar de honor de su sala.
La vida de Marina ha sido envidiable. Educada en las mejores universidades del mundo, crecida en el seno de una familia de intelectuales, con una madre feminista que no se asumió como tal, pero que en los hechos lo era, al menos de la primera ola, con un padre que afortunadamente la aceptó e integró al núcleo familiar hasta el punto de defender el derecho de su hija a dormir en un cuarto de hotel con una cama matrimonial para ella y su pareja de ese momento. Marina ha tenido una vida de privilegios y parte de la honestidad intelectual de su libro es que reconoce desde dónde escribe. Pero ese privilegio se torna político y detona debates como ella sabe hacer y detona reflexiones para sus lectores y es muestra de un ejemplo de vida en la coherencia y en la defensa de la dignidad humana.
Una vida homosexual es sin decirlo una salida del clóset extra para Marina o así lo veo yo. Una salida del clóset de Marina como el de una activista. Porque el libro es principalmente una autibiografía, pero también un rápido relato del movimiento LGBT global desde su irrupción como un movimiento social organizado y moderno con la revuelta de Stonewall Inn en NY, pasando por la despatologización de la homosexualidad en los años 70, la irrupción del sida, los primeros debates en México en contra de la discriminación hacia las parejas LGBT. Es una salida del clóset porque Marina reflexiona sobre cómo ella fue creciendo y viviendo su vida en libertad mientras el activismo LGBT iba ganando espacios y objetivos. Es una salida del clóset al activismo porque Marina narra cómo sintió cierta incomodidad cuando viajó a San Francisco y vio una ciudad que eligió voluntariamente ser un guetto de la vida homosexual, pero después fue entendiendo la importancia de esos espacios seguros y se sintió cómoda en esa piel. Una salida al activismo porque narra cómo le mandaron unos textos que hablaban sobre la orientación sexual y a ella no le parecieron tan adecuados, así que decidió hacer su propia investigación, entrevistar a cientos de personas y como resultado surgió La experiencia homosexual. Una salida al activismo porque ese primer libro es un libro que ha servido a una generación de activistas a reflexionar y a actuar. Una salida al activismo que queda evidente en cada palabra de Una vida homosexual.
Una vida homosexual es un libro que merece ser leído. En efecto, como dice la autora en sus páginas, en estos 50 años, hoy es mucho más fácil ser no heterosexual o no ser heterosexual. Hoy hay múltiples referentes que no existían cuando Marina se fue a estudiar a Harvard a principios de los 70. Hoy miles de jóvenes que salen del clóset tienen a YouTubers como Pepe y Teo, quienes educan entre risas en la aceptación. Hoy miles de jóvenes tienen en medios como Escándala, en influencers como Ophelia Pastrana, en activistas como Jessica Marjane, LolKin Castañeda, Alain Pinzón, Aleh Ordóñez, Luis Perelmann, Ricardo Baruch, Alejandro Brito, Sedúceme Mujer o en grupos como La Liga LGBT en organizaciones como Almas Cautivas, Ledeser, It Gets Better México, Yaaj, México Vivo, Inspira, en aliados heterosexuales como David Razú, Marcelo Ebrard, Patricia Mercado o Alejandra Lagunes, en películas como Call Me By Your Name, Te Ofrezco Anarquía o series como Sense8. Personajes, medios, activistas y aliados que hacen que en teoría sea más sencillo ser LGBT. Sin embargo, México sigue siendo un país machista, homofóbico y discriminador.
México hoy sigue siendo el segundo lugar en América Latina con el mayor número de crímenes de odio. En México todavía hoy hay quien le abre las puertas a la tortura con las mal llamadas terapias de conversión. A pesar de que desde 2009, la CDMX hizo historia al ser la primera ciudad de AL en reconocer el matrimonio igualitario y a pesar de que desde entonces van casi 13 mil matrimonios en la Ciudad y apenas 840 divorcios, según datos del RC, lo cierto es que todavía hoy persiste mucha desinformación, mucha discriminación, mucho odio. Apenas este año el restaurante La Cañita, operado por una pareja de lesbianas, sufrió un ataque de odio lesbofóbico. Por todo ello, una vida homosexual encontrará miles de lectores que seguirán apreciando el esfuerzo intelectual de Marina por combatir todo esto.
Además, los activistas más jóvenes podrán encontrar en Una vida homosexual un documento valioso para entender la importancia de todo lo que nuestros padres y madres del movimiento LGBT han hecho para que hoy gocemos de los derechos y libertades que tenemos. Una vida homosexual es un gran libro para padres y madres de familia que aún en 2019 siguen preocupados cuando sus hijas o hijos salen del clóset y tienen miedo de que vayan a vivir una vida triste, sola o, peor aún, crean que la homosexualidad es una enfermedad y quieran mandarle s a una terapia de conversión. El ejemplo de vida de Marina enseña virtuosamente que la vida en una pareja del mismo sexo es feliz, libre y hasta con ventajas, pero también con costos, nos dice la autora.
Y claro, una vida homosexual es también una gran oportunidad para entablar un diálogo intergeneracional con Marina, para cuestionarla por ejemplo sobre sobre su idea de que los bisexuales sólo se enamoran de un solo sexo. Para preguntarle por qué no habla de los arreglos poliamorosos, si cree que una triada puede ser feliz también, entre otras cosas.
Para finalizar, regreso a lo personal. Y regreso a lo personal para agradecerle a Marina no por la invitación a presentar su más reciente libro, sino por la contribución que ha hecho a lo largo de su vida para que mi propia vida y las de miles de personas más encuentre más sentido y para educar en contra de los prejuicios. Muchas gracias, querida Marina. Y felicidades por esta vida homosexual.