Hijaaaaas e hijoooooos de la escandalizaaaaa y de todooooo el mundaaaaaaa, claroooo. Resulta y resalta que es relevante tocar un tema que en la comunidad trans (hombres y mujeres) sucede y es real.
Se trata del maltrato psicológico y físico que en muchos casos vivimos en la familia por ser diferentes; por salir del clóset o por vernos más cambiado o cambiada. Pues llega el momento en el que la familia se da cuenta que no se trata de un capricho o un berrinche, sino de una verdadera transición.
Sin importar el estatus económico pues, aunque este sea alto, no significa que la transición sea tranquila y sin problema, de igual forma en el caso de familias de estatus económicos bajos. Una realidad en Latinoamérica es el rechazo de la familia hacia los miembros trans.
En el caso de mujeres trans más del 80 por ciento salen a temprana edad de su casa, por motivos de discriminación y violencia, tanto psicológica como física por parte de la familia. La edad aproximada en estos casos de abandono de hogar es de los 14 años en adelante. Y la dedicación al trabajo sexual igualmente es a temprana edad.
Cabe mencionar en la transición de las mujeres trans, algunas veces son aceptadas por sus padres porque se pueden convertir en apoyo económico para familia. Es consternarte esta situación, entonces ¿el dinero garantiza que la familia te “acepte” por un beneficio?
Por desgracia, hay patrones que continúan y se normatizan en muchos casos, en los que se sigue tolerando y permitiendo la violencia psicológica y física fuera de la relación familiar, por ejemplo, en la pareja. Pues al haber vivido una niñez y preadolescencia así, es común que crezcan con la violencia normalizada.
En el caso de hombre trans, como ya he platicado anteriormente, el suicidio es más común que el dejar a temprana edad su hogar. Les cuesta un poco más de trabajo dejar el hogar donde se les violenta psicológicamente, físicamente y demás.
Y, aunque se tenga la creencia de que a los chicos trans la familia “siempre los apoyará”, en algunos casos, los padres los llegan a llamar desde pequeños: “machorras” o recurren a la terapia psicológica o clases de ballet y demás, para hacerlos “femeninos”.
Además, cuando comienzan su transición, al ver los cambios físicos por el tratamiento hormonal sigue aumentando la violencia psicológica y emocional por parte de la familia.
Los miembros del colectivo trans deciden dejar su hogar por todas estas razones y, algunas veces, al carecer de estudios, apoyo familiar y demás, deciden meterse al vandalismo pues esta alternativa los lleva a vivir en un penal penitenciario, donde reciben comida, cama y llegan a poder vivir su transición “sin tanto martirio”.
De esta manera, los hombres trans también pueden crecer con ideas erróneas de que por ser trans merecen tener cualquier pareja que los humille, golpee, los haga menos y demás. Al llegar al punto de vivir si alzar la voz y permitir que los denigren.
Éstas son algunas razones por las cuales en Latinoamérica la invisibilidad de los hombres trans es algo real y vigente a la fecha.
Nadie merece ser golpeado, ni denigrado; nadie merece no alzar la voz y decir BASTA. Una persona trans, sea mujer u hombre, vale tanto como cualquier otra persona. Nadie merece que se les encierre en su hogar o se les oculte ante la sociedad por rechazo de la familia.