Desde la década de los 1970s, la Zona Rosa de la Ciudad de México es considerada, por excelencia, punto de reunión clave del colectivo LGBT+ mexicano.
Luis Miguel Romero
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Como toda gran megalópolis que se precie, la Ciudad de México se ha mantenido (o al menos ha tratado de mantenerse) a la vanguardia en distintos campos. La libertad y la diversidad sexual se ven incluidas entre dichos campos.
Muchas de las grandes ciudades del planeta, sobre todo del mundo occidental, se han declarado gay friendly, y han alzado la bandera de tolerancia y respeto a la comunidad LGBT+.
En muchas de estas grandes urbes, encontramos los llamados barrios gay, zonas de las ciudades caracterizadas por contar con espacios y establecimientos enfocados al colectivo LGBT+.
Pero más allá de restaurantes, bares, hoteles, sex shops, saunas y cafés, los barrios gay han evolucionado también como centros culturales, con su propia identidad social, artística y hasta política. Ejemplos de ellos: Castro, en San Francisco, E.U., Chueca, en Madrid, España, Gay Village, en Montreal, Canadá o Le Marais, en París, Francia.
En la Ciudad de México, la capital del movimiento y subcultura gay es, por excelencia, la Zona Rosa.
La Zona Rosa está ubicada en la Colonia Juárez, dentro de la Alcaldía Cuauhtémoc, relativamente cercana al centro de la capital mexicana. Está delimitada al norte por el Paseo de la Reforma, al sur por Avenida Chapultepec, al oeste por Avenida Florencia y al este por la Avenida de los Insurgentes.
¿Por qué el nombre de Zona Rosa? Pues bien, hay varias teorías al respecto. Una de ella le atribuye el nombre al periodista Agustín Barrios Gómez. El autor Carlos Fuentes decía que el nombre provenía de cuando, en alguna época, muchos edificios de la zona estaban pintados de color rosado.
El artista José Luis Cuevas decía que lo “rosa” provenía de la mezcla de los colores blanco y rojo. La zona era blanca, familiar y pacífica durante el día, mientras que por la noche, su vida nocturna y bohemia la teñían de rojo. Se convertía entonces en una Zona roja, con todo lo que este apelativo conlleva.
Pero la versión más romántica proviene también del mismo Cuevas, quién en muchas ocasiones mencionó que bautizó así a la zona en homenaje a la bellísima actriz y rumbera cubana Rosa Carmina «Su Majestad La Rumba», gloria de la Época de Oro del cine mexicano.
La zona como tal se estableció en 1898, pero fue hasta 1910 cuando se convirtió en lugar de residencia de diplomáticos, funcionarios y embajadores extranjeros. De ellos provienen los nombres de las calles, que evocan a las grandes urbes europeas.
Entre los años 1940’s y 1950’s, la región comenzó a llenarse de comercios. Bares, restaurantes, cafeterías, librerías y galerías de arte invadieron sus calles. Su estilo arquitectónico, mezcla de estilos como el eclecticismo y el Art Nouveau, ayudó en gran medida a consolidar el carácter snob de la zona.
Es a partir de los años 1960’s, cuando la zona comienza a mezclar su glamour y pompa con la cultura. Importantes iconos de la cultura mexicana comienzan a deambular por sus calles y hacen de muchos de sus bares y cafeterías su base de operaciones.
De ellos destacan Salvador Novo, Carlos Fuentes, José Luis Cuevas, Juan José Arreola, Carlos Monsiváis y Pita Amor, quién todavía en los años 1990’s deambulaba por la calles de la zona vendiendo sus poemas, pidiendo alguna copita a los clientes de bares y restaurantes y agarrando a bastonazos al que se le atravesaba.
Fue en los años 1970’s cuando la Zona se llena de discotecas y centros nocturnos. En 1976 abre sus puertas el «9», aquel mítico bar gay de la calle de Londres, que marcó historia en el movimiento gay en la capital mexicana.
Después del «9», la Zona Rosa se llena de bares de corte similar, y ya para los 1990’s, se había convertido, sin pretenderlo, en el barrio gay por excelencia de la capital mexicana.
Esto sin olvidarnos también que, hasta el día de hoy, la Zona Rosa es punto de partida de la Marcha del Orgullo LGBT+ de la Ciudad de México.
La vida nocturna cambió radicalmente en la Ciudad de México a partir del segundo lustro de los años 1990’s. Sin embargo, y aún después de que otros barrios, como la Colonia Condesa, han desplazado a la Zona Rosa como núcleo principal de la vida nocturna y recreativa, la Zona sigue conservando una esencia muy peculiar que se percibe muy fácilmente, sobre todo si perteneces al colectivo LGBT+.
Si visitas la capital mexicana, independientemente si perteneces o no al colectivo gay, date una vuelta por sus míticas calles. Y si resides en la Ciudad de México, ¡con más razón tienes la obligación de visitarla y divertirte entre sus fronteras al menos una vez en la vida!