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Mujeres trans adultas mayores emiten exigencias al Estado mexicano

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Diversas mujeres trans adultas mayores exigen al Estado mexicano que se les brinde una reparación del daño por torturas.

¡Poder trans! Mujeres trans adultas mayores, aquellas que no fallecieron en el camino, existen al Estado mexicano la reparación por todos los daños sufridos. Históricamente, muchas de ellas han sido colgadas de árboles desnudas, tiradas amordazadas en aguas negras, golpeadas, balaceadas, humilladas y discriminadas por policías.

«Nosotras, las mujeres trans, antes conocidas como las vestidas, fuimos muy discriminadas, muy perseguidas por la policía. Estuvo siempre esa guerra latente con nosotras, esa guerra se quedó con tantos crímenes que se quedaron sin que nadie pudiera levantar la voz», declaró Verónica López.

Tras décadas de violencia policial, y décadas de discriminación que todavía no terminan, ahora se organizaron y piden justicia a través de la organización Deuda Histórica.

«Nunca vamos a olvidar ese daño psicológico que nos hicieron, con esa reparación tampoco vamos a revivir a tantas amigas, a tantas compañeras que no tuvieron oportunidad de vivir», insiste Verónica.

La reparación que exigen incluye resarcir el daño físico, emocional, psicológico y económico. Las mujeres trans  adultas mayores consideran que el Estado mexicano les debe una pensión vitalicia, acceso a vivienda digna y a salud especializada, y un asilo para «pasar sus últimos años dignamente», entre otros.

«Éramos objeto de violencia por nuestra preferencia, éramos sometidas, éramos encarceladas injustamente. Nos amarraban colgadas de los árboles (…) o maniatadas amordazadas de la boca y nos tiraban en las aguas negras», recuerda por su parte Alma Delia.

EFE/S. Gutiérrez

Todos estos años, han sido ellas quienes dieron sepultura a sus compañeras que les han arrebatado la vida a causa de la transfobia, y quienes se han encargado de recordarse las unas y las otras que merecen una vida digna.

«Pido que siempre se les respete a esas grandes compañeras que se adelantaron, esas grandes amigas que ya nunca volví a ver, que se quedaron muertas en las cárceles, en las calles, en manos de esos agentes de la DIPF. Se merecen ser siempre recordadas que no queden en el olvido», concluye Verónica.

Con información de EFE