El periódico The Wellington Post reveló la historia de Corey Eteveneaux, un joven de Nueva Zelanda que se había registrado como donador de órganos, sin embargo, no pudo realizarse la acción debido a su «estilo de vida».
Eteveneaux sufrió un grave accidente automovilístico y fue trasladado al hospital en estado crítico. A pesar de todos los intentos que realizaron los médicos no pudieron salvarle la vida y murió a los 24 años de edad. La familia de Corey no podía soportar el dolor que los invadía, sin embargo, la pena y tristeza se convirtió en indignación cuando se enteraron que las válvulas cardíacas y las córneas de Corey no podían ser aceptadas para su donación porque él era homosexual.
Cherie, madre de Corey, afirmó que platicó con la institución encargada de la donación de órganos y explicó que las preferencias sexuales de su hijo no tendrían porque afecatr su última voluntad. Corey tenía 24 años y tenía una relación de dos años con Daniel Jacobs, de 29 años. Según la madre del joven occiso, los dos se hicieron la prueba del VIH cuando comenzaron a salir y ambas fueron negativas.
En Nueva Zelanda, los homosexuales que tienen vida sexual activa solo pueden donar sangre 12 meses después de su última relación sexual, independientemente de si practican de sexo seguro o no o de si tienen pareja estable.