Un paciente decidió entrar al quirófano con una grabadora para que al finalizar el procedimiento de una colonoscopia pudiera grabar las indicaciones del médico.
La grabadora se activó y pudo grabar el instante en que sus doctores se mofaron y burlaron de él, además de hacer comentarios despectivos hacia su persona.
Apodos, ofensas y burlas se registraron en el audio, que ahora es la prueba con la que será indemnizado por 500 mil dólares por difamación y negligencia médica.
El paciente pedía 1 millón 700 mil, el juez acordó 500 mil dólares como un escarmiento a los médicos tratantes.
Entre las burlas y bromas destaca la idea de incluir en el historial médico del paciente que padecía una enfermedad de transmisión sexual, sífilis y hemorroides, aunque no era verdad.