Alrededor de 30,000 personas asistieron a la marcha anual del Orgullo LGBT en Jerusalén, todo en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
El Orgullo de este año se cree que es uno de los más grandes desde que se realizó el primero en 2002, pero las celebraciones se llevan a cabo a la sombra de una nueva ley que prohíbe a los hombres gay los derechos de paternidad subrogada. En julio, cientos de manifestantes se reunieron en Tel Aviv después de que se rechazara la legislación que habría permitido a las parejas del mismo sexo tener un hijo a través de la maternidad subrogada.
Benjamin Netanyahu, primer ministro, votó en contra de una cláusula de subrogación que habría ampliado la elegibilidad a las parejas del mismo sexo, a lo que previamente había expresado su apoyo. El proyecto de ley permite que las mujeres solteras sean sustitutos y anteriormente solo permitía a las parejas casadas heterosexuales usar la subrogación.
Los líderes religiosos israelíes han participado activamente en el debate sobre los derechos de subrogación, con 200 rabinos firmando una carta que etiqueta a los homosexuales como «pervertidos» que quieren «destruir el concepto de familia».
Miles de oficiales de policía fueron desplegados en la marcha del Orgullo para proteger a los participantes de los grupos religiosos radicales, luego de incidentes de violencia en años anteriores, sin embargo, el amor multicolor y sin etiquetas brilló con su presencia, alzando la voz por la comunidad y exigiendo sus derechos.
