Ricardo Baruch denuncia la homofobia y la incompetencia que ha mostrado la Secretaría de Salud ante la vacunación contra la viruela del mono.
¡Manas! El pasado 01 de noviembre, el director de la OMS, Tedros Adhanom, reiteró ante el Comité de Emergencias que la viruela símica debe mantenerse como un asunto prioritario, ya que en lo que va del 2022 ha afectado a casi 80 mil personas en más de 100 países. Por lo que Ricardo Baruch ha sido uno de les activistas mexicanos que no ha quitado el dedo del renglón.
Por fortuna, en Estados Unidos, Canadá y Europa se ha observado una baja considerable de nuevas infecciones gracias al seguimiento de casos, las estrategias informativas y sobre todo, la vacunación de las poblaciones prioritarias.
Situación que no ha ocurrido en México, pues a pesar de estar entre los 10 países con mayor número de infecciones, la respuesta oficial ha sido lenta y negligente. La Secretaría de Salud reportó que hasta inicios de noviembre se han confirmado 2,901 casos, sin embargo, organizaciones de la sociedad civil enfocadas a la salud sexual de las poblaciones LGBT+ y los hombres que tienen sexo con hombres, han declarado que el número podría ser mucho mayor debido a que la mayoría de las personas afectadas por viruela símica no está acudiendo a hacerse pruebas ya que aún si salen positivos, en muchas ocasiones no se ofrece tratamiento o algún tipo de apoyo.
Cabe destacar que México fue el primero en toda América Latina en exigir vacunas desde junio pasado cuando se organizaron las primeras protestas ante la Secretaría de Salud. A pesar de ello, México es uno de los pocos países de la región donde ni siquiera hay intención de adquirirla mientras que Brasil, Chile, Perú, Colombia y El Salvador ya han recibido sus primeros lotes de vacunas.
El subsecretario López-Gatell ha mencionado en diversas ocasiones que no existe la evidencia de que las vacunas funcionen y, por lo tanto, no se van a comprar.
El gobierno federal tampoco tiene una estrategia de seguimiento de casos, y una atención adecuada; la información que se comparte es muy limitada a través de sus redes sociales.
Las organizaciones LGBT+ y de VIH son quienes se han movilizado para comunicar los riesgos a las poblaciones; medios digitales e influencers han desarrollado campañas y conversatorios; personas afectadas han compartido sus historias para sensibilizar a sus seguidores, pero es el Estado el que debería estar haciendo todo eso y más para proteger la salud y el bienestar.
Ricardo Baruch ha sido claro: no comprar y usar esas herramientas (las vacunas) es negligencia, es incompetencia, pero también es homofobia. Y al parecer, no hay fecha para que ésta situación cambie.