Los japoneses tienen soluciones para todo, incluso cuando parece que el trazado de las ciudades no es el que más los beneficia.
Un ejemplo de ello es el puente Eshima Ohashi que conecta las ciudades de Matsue y Sakaiminato y que representó no sólo un reto para los arquitectos, sino también para quienes deben cruzarlo.
Se construyó así para que los barcos que navegan en el lago Nakarumi pudieran pasar por debajo de él.
¿Te atreverías a conducir en este puente?